Un grupo de padres del turno tarde de la escuela riograndense decidió no retirar a sus hijos antes del horario establecido, exigiendo que se respete el derecho a la educación. Denuncian tres meses sin clases regulares.
Cansancio, frustración y una medida drástica. Los padres de los alumnos de sexto grado, turno tarde, de la Escuela N°7 llegaron a un límite. Después de tres meses de un ciclo lectivo marcado por interrupciones, asambleas docentes y desobligaciones constantes, tomaron una decisión inédita: negarse a retirar a sus hijos antes de las 17:30, pese a que los maestros solo cubren hasta las 15:30. La protesta, pacífica pero firme, busca poner en evidencia lo que califican como un «abandono educativo» y forzar una solución.
La medida no fue improvisada. Según relató María, una de las madres involucradas, el malestar venía creciendo desde hace semanas en los grupos de WhatsApp, donde los padres intercambiaban quejas por la falta de continuidad en las clases. «Esto ya no se aguanta. Los chicos entran a la 13:30 y a las 15:30 los mandan de vuelta a casa. En dos horas no aprenden nada», explicó en diálogo con radio Aire Libre. La gota que colmó el vaso fue la última desobligación docente, que los llevó a presentar una nota formal a la directora advirtiendo que no retirarían a los niños antes del horario establecido por el Ministerio de Educación.
La respuesta de la institución, según los padres, fue de incomodidad. «Nos dijeron que no podían hacer nada, que el problema es entre el gobierno y el sindicato (encabezado por Catena). Pero nuestros hijos no pueden ser rehenes de este conflicto», afirmó María. La directora, ante la negativa de los padres, se vio obligada a quedarse con los alumnos el jueves pasado, aunque -según denunciaron- sin impartir clases. «Si nosotros dejamos a los chicos, la escuela tiene la obligación de enseñarles. No es un favor», remarcó otra madre.
El reclamo no es solo por el tiempo perdido, sino por las consecuencias académicas. «El año que viene nuestros hijos entran al secundario con nivel cero. ¿Quién se hace cargo de eso?», cuestionó María. La preocupación se extiende a la posibilidad de que el problema se replique en otras aulas. De hecho, los padres de sexto grado hicieron un llamado a sumarse a la medida: «Si todos los cursos retiran a los niños a las 17:30, el sistema colapsará y el Ministerio tendrá que actuar».
La situación en la Escuela N°7 refleja una crisis más amplia. Según los padres, en lo que va del año no hubo un mes completo de clases. Los horarios son erráticos: algunos días los alumnos salen a las 15:30; otros, ingresan más tarde y se extienden hasta las 17:30, pero sin garantías de que se cumpla el contenido curricular. «Es vergonzoso. Hablan de derechos, pero los primeros perjudicados son los niños», cerró María.
Mientras tanto, la protesta sigue su curso. Los padres insisten en que no darán marcha atrás hasta que haya soluciones concretas. «No es contra los docentes, es por la educación de nuestros hijos», aclararon.
El conflicto, sin embargo, parece lejos de resolverse: una pulseada entre la desesperación de las familias y un sistema que, hasta ahora, no da respuestas.
