El SUTEF ratificó medidas de fuerza en medio de reclamos salariales, mientras crecen las críticas por la pérdida de días de clase y la falta de acciones legales contra las protestas.
Una nueva semana de interrupciones en el dictado de clases se vive en Tierra del Fuego, donde el Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación Fueguina (SUTEF) implementó tres días de «desobligaciones docentes», 17, 18 y 19 de junio, sumándose a los dos feriados nacionales. La medida, calificada como un «paro encubierto», profundiza el conflicto por salarios y condiciones laborales, mientras el Gobierno provincial evita judicializar el tema y los estudiantes acumulan semanas sin clases regulares.
El detonante fue el atraso en el pago de haberes de mayo, cuya liquidación complementaria fue confirmada por el Ministerio de Educación para el 27 de junio. Durante un congreso en Tolhuin, el SUTEF repudió el cronograma oficial, lo consideró «inadmisible» y ratificó su plan de lucha.
Horacio Catena, secretario general del gremio, insistió en que el incumplimiento salarial «genera malestar e incertidumbre». Las «desobligaciones», jornadas sin clases dedicadas a tareas administrativas, fueron la herramienta elegida, una práctica recurrentemente cuestionada.
El legislador Pablo Villegas (MPF) acusó al Gobierno y al SUTEF de un «acuerdo tácito» para no descontar los días no trabajados. «Si no hay contraprestación laboral, no hay derecho al salario», afirmó en Aire Libre FM, defendiendo su proyecto para limitar esas medidas. Villegas sostuvo que las desobligaciones son «paros disfrazados» y criticó la pasividad oficial: «La Justicia debería determinar su legalidad, pero el Ejecutivo no actúa».
El ministro de Educación, Pablo López Silva, ex integrante del SUTEF-, evitó calificar las protestas como ilegales: «Eso lo dirá la Justicia». Aunque admitió que perjudican a los estudiantes, descartó acciones legales y apostó al diálogo: «Hemos pedido al sindicato que cese estas medidas». Sin embargo, su ambigüedad alimentó sospechas: «No aprovechemos esto para réditos políticos», dijo, sin aclarar si respalda los descuentos salariales.
Mientras el debate se centra en las formas de protesta, el ciclo lectivo fueguino acumula interrupciones crónicas. Padres y alumnos enfrentan un sistema fragmentado por paros, desobligaciones y feriados, un patrón que se repite desde hace años. El Gobierno prometió anunciar acciones, pero sin plazos ni precisiones. Mientras tanto, el SUTEF mantiene su estrategia: presionar sin asumir el costo político de un paro abierto, en una provincia donde la educación parece rehén de un conflicto sin resolución.