Ignacio Naguila, farmacéutico y referente de una cadena de farmacias de la ciudad de Ushuaia, se refirió a la implementación de un único sistema de receta electrónica, dispuesta obligatoriamente por el gobierno nacional a partir del 1 de julio.
La implementación obligatoria de la receta electrónica en Argentina, dispuesta por el gobierno nacional, ha generado un cambio significativo en la forma en que se manejan las prescripciones médicas en el país. Ignacio Naguila, farmacéutico y referente de la cadena de farmacias San Martín en Ushuaia, compartió por FM Master’s su perspectiva sobre esta medida, destacando tanto sus beneficios como los desafíos que conlleva.
Desde el primero de julio, las farmacias están obligadas a utilizar un sistema único de receta electrónica. No obstante, Naguila aclara que «la receta a partir del primero de julio entra en vigencia, lo que pasa es que tiene un período de acondicionamiento, de adaptación, de 180 días. O sea que las obras sociales tienen 180 días para cumplimentar la receta».
La receta electrónica no es una novedad completa en el sistema de salud argentino: «Está vigente hace mucho, es una de las cosas que nos dejó la pandemia, la receta electrónica funciona muy bien. Tiene pros y tiene contras», señaló Naguila.
Entre los aspectos positivos, destacó que «la receta no tiene duda con respecto a la prescripción, uno se saca de encima la mala letra, el error de prescripción, las dosis, las unidades. Es como que lo que está plasmado, es muy visible y es corroborable en el momento, no tenés la duda o la doble interpretación de la prescripción». Además, añadió que la receta electrónica facilita el control de las prescripciones que hacen las obras sociales para evitar abusos en la toma de medicamentos.
Sin embargo, también mencionó algunas desventajas actuales del sistema, principalmente relacionadas con la accesibilidad. «En este momento las contras es que el acceso a la receta electrónica la tienen las farmacias que tengan convenio con la obra social», comentó. Esto puede ser problemático en situaciones específicas, como por ejemplo en una farmacia de turno: “En este momento en Ushuaia hay farmacias de turno que no atienden la obra social OSEF, entonces en ese caso, si se hizo la prescripción electrónica, van a ir a una farmacia y la farmacia no tiene posibilidad de verla para poder hacer la prescripción sin la cobertura».
Naguila sugirió que, aunque no es indispensable contar con una computadora en el consultorio, ya que «el 99% de los médicos tiene un teléfono celular, un Smart», la implementación de aplicaciones que permiten el acceso a distintas obras sociales podría ser una solución viable. «OSEF tiene, todas las obras sociales que tengan convenios con FACAF y Confederación Farmacéutica, tengo entendido, OSDE, Swiss Medical, Unión Personal, PAMI, la gran mayoría. Pero la tienen hacia las farmacias que tengan convenio con su obra social», explicó, y en tal sentido subrayó, a modo de ejemplo, que «si viene un gastronómico cuando yo tengo una sucursal de turno, a menos que me traiga una receta papel, yo no tengo posibilidad de ver la prescripción».
En cuanto a la adaptación al nuevo sistema, Naguila enfatizó la necesidad de una plataforma unificada que permita a las farmacias consultar las recetas, independientemente de si tienen convenios con la obra social del paciente: «Nosotros tendríamos plataformas para poder hacer las consultas, tanto de las obras sociales con las que tengamos convenio, como con las que no tengamos convenios. Hay que ver cómo se define, si es un mismo acceso o hay que hacer consultas de acceso solamente a la información».
El manejo de medicamentos controlados, como los psicotrópicos, también plantea retos particulares. «En el caso de los psicotrópicos, hay que ver cómo sale la normativa, pero la lógica diría que las recetas electrónicas son recetas, donde el prescriptor tiene que loguearse y tener sus datos validados», dijo por último Ignacion Naguila. Sin embargo, para ciertos medicamentos, especialmente los opiáceos y sus derivados, aún se requiere la receta en papel.
En resumen, la implementación de la receta electrónica presenta un avance significativo en la digitalización del sistema de salud en Argentina, con múltiples beneficios en términos de precisión y control. No obstante, su éxito dependerá de la capacidad de adaptación de las farmacias y de la creación de plataformas accesibles que permitan la integración de todas las obras sociales, garantizando así una cobertura amplia y eficiente para todos los pacientes.