13.1 C
Río Grande
13 de octubre de 2024

Carlos Henninger recordó la llegada de los inmigrantes italianos

El antiguo poblador de Ushuaia recordó su llegada a la provincia, junto a sus padres y hermano en el barco Giovanna C proveniente de Italia, el 6 de septiembre de 1949. El primero, el Génova, arribó un año antes, el 28 de octubre de 1948.

Carlos Henninger, antiguo residente de la ciudad de Ushuaia, recordó vivamente la llegada de los inmigrantes italianos a la región. Proveniente de una familia de inmigrantes, Henninger arribó a Ushuaia con apenas dos años, junto a su padre y hermano, en el barco Giovanna C el 6 de septiembre de 1949. Esta embarcación fue la segunda en llegar desde Italia, siendo la primera el Génova, que había arribado el 28 de octubre de 1948. La historia de estos viajes es, en palabras de Henninger, una auténtica epopeya.

El Giovanna C, de la línea Costa, transportaba no solo pasajeros, sino también una significativa carga que incluía elementos fundamentales para la construcción en la zona, como materiales para viviendas, turbinas hidroeléctricas y equipos industriales. “Para mí es una epopeya, una cosa tremenda porque eran 650 personas, de las cuales venía un pequeño grupo de mujeres, en el que estaba mi madre y mi padre, que era el médico del grupo”, recordó Henninger por FM Master’s.

La travesía no fue fácil. Henninger describe el barco como un “barco carbonero acomodado un poco”, lo que significaba que los pasajeros dormían en diversas áreas del navío, en restingas o partes de la bodega. Sin embargo, a pesar de las dificultades, los inmigrantes italianos se enfrentaban al viaje con un espíritu de sacrificio y esperanza. Muchos venían de vivir los estragos de la Segunda Guerra Mundial y cargaban consigo el deseo de progresar y reconstruir sus vidas en tierras lejanas.

El viaje del Génova, que marcó el primer arribo, fue particularmente duro. A bordo viajaban personas que habían sobrevivido a los horrores de la guerra y que, impulsadas por la esperanza, soportaron una travesía de 38 días. “Venía gente de haber pasado una guerra con sacrificio, con un deseo de progresar, con hambre”, comentó Henninger. Los pasajeros, que en su mayoría no podían bajar a tierra, hicieron escala en puertos como Dakar, en África, y Montevideo, antes de llegar finalmente a Ushuaia.

La llegada a Ushuaia también implicó desafíos logísticos, dado que la infraestructura local no estaba preparada para recibir a un número tan grande de inmigrantes. Henninger recuerda que la ciudad tenía entre 1.500 y 2.000 habitantes en ese entonces, y los comercios estaban abastecidos para esa cantidad de personas, no para recibir de repente a 600 o 700 recién llegados. “Los comercios tenían provisto la mercadería para esa cantidad de habitantes, y no para la gente que venía ávida de comer”, explicó Henninger. Sin embargo, a pesar de las dificultades iniciales, los inmigrantes italianos lograron integrarse y contribuir significativamente al desarrollo de Ushuaia.

Uno de los aspectos más notables de la llegada de estos inmigrantes fue la rapidez con la que se establecieron las primeras viviendas. Henninger recordó con precisión cómo se construyeron las casas del barrio Brown, con una vivienda terminada por día gracias al trabajo coordinado de distintos grupos de inmigrantes. “Había un grupo que hacía las bases, otro las excavaciones, otro las paredes, otro la pintura. Así en serie, la cuadrilla avanzaba acorde a la terminación”, explica. Este espíritu de colaboración permitió la rápida urbanización de la zona y el establecimiento de barrios como el Solier, donde las casas fueron construidas en apenas mes y medio.

Sin embargo, no todos los inmigrantes se quedaron de forma permanente en Ushuaia. Según Henninger, muchos optaron por emigrar a otras regiones de Argentina una vez que terminaron los contratos del gobierno argentino con la empresa Borsari, que había gestionado la llegada de los inmigrantes. Algunos se trasladaron a lugares como Esquel, Mendoza, Entre Ríos o Misiones, mientras que otros regresaron a Italia. No obstante, un número significativo de familias, como la de Henninger, decidió arraigarse definitivamente en Ushuaia, donde encontraron oportunidades que no existían en la Europa devastada por la guerra.

Henninger también recordó las dificultades que enfrentó su padre, el médico de la expedición, al intentar ejercer su profesión en Argentina. Aunque su padre había sido contratado por la empresa Borsari, se vio obligado a interrumpir su práctica debido a problemas con la revalidación de su título. “Después de estar tres o cuatro años ejerciendo o siendo el médico de la empresa y algunas actividades privadas a la población, tuvo que dejar de ejercer hasta hacer la reválida”, relata Henninger. Ante esta situación, su padre optó por dedicarse a la ganadería, comprando 25 vacas y estableciendo un tambo en el que Henninger y su hermano repartían la leche por los barrios de la ciudad.

La historia de Carlos Henninger es un testimonio vivo del sacrificio y la resiliencia de los inmigrantes italianos que llegaron a Ushuaia en los difíciles años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. A pesar de las dificultades, lograron integrarse y contribuir al desarrollo de la ciudad. Henninger siente un profundo cariño por la ciudad que lo vio crecer y asegura que su memoria sigue viva gracias a los relatos que comparte con sus nietos y las nuevas generaciones. “Tengo una buena memoria con relación a eso y además un gran cariño a esta ciudad, la posibilidad que nos dio toda la familia, el progreso que obtuvimos, el bienestar, son cosas que valoro muchísimo”, concluyó.

Compartir

También podés leer

Portada del jueves 10 de octubre

Diario Tiempo Fueguino - Jueves 10 de octubreDescarga

Harrington se comprometió a profundizar el plan de obras

En el marco de una emocionada celebración por un...

Se corre el “Homenaje a Norberto Pavlov”

RIO GRANDE.- Con la organización de APITUR, la tercera...

Ushuaia se prepara para el Torneo Internacional de Futsal

Alejandro Velázquez, director técnico del club Magallanes, presentó el...