El referente en temas antárticos y turísticos en nuestra provincia, Daniel Leguizamón, analizó la situación actual en relación con la conexión con la Antártida, tanto en el nivel nacional como en la propia Tierra del Fuego, a la que geográfica y administrativamente corresponde el sector antártico nacional.
En términos de turismo marítimo, Leguizamón consignó que, a fines de los años 90, Ushuaia logró posicionarse como líder a nivel mundial con más del 90% del total. Hasta ese momento, el de la provincialización, sólo pasaba por el puerto local alrededor de un 30% del turismo mundial hacia el continente blanco.
Refirió que, a partir de políticas activas y obras de ese entonces, aeropuerto y puerto, por ejemplo, “pero básicamente políticas activas, se logró pasar de un 30% a un 93% a fines del 99-2000, que es lo que seguimos manteniendo”.
Sin embargo, lo que denotó es que “no tenemos el desarrollo del turismo aéreo. En los ‘90 había mucha exposición en el seno del tratado antártico para desarrollar turismo aéreo transportado, pero bueno, después se fue aflojando eso”. Citó el ejemplo de Chile, que hoy maneja el 100% del tráfico aéreo privado en el cuadrante que ambos países ocupan.
La razón la encontró en “política de los gobiernos. El gobierno de Chile ha apoyado a empresas privadas civiles no solamente chilenas sino extranjeras a operar en Antártida, con turismo y con logística. Y la política del gobierno nacional argentino fue no permitirlo” aclaró.
Leguizamón mencionó varios intentos de privados que solicitaron autorización para operar comercialmente en Antártida, con la sistemática negativa del Comando Conjunto Antártico: “me acuerdo, por ejemplo, Hernán Lombardi, un par de años después de ser ministro de Turismo, intentó llevar turismo a la Antártida y el Comando le negó la autorización. Después el Comodoro Daniel Llera, uno de los pilotos con más horas de vuelo a la Antártida, era director de LADE, cuando se retira, arma una empresa también para llevar la parte logística y turística a la Antártida, y también le fue denegado, siendo de la Fuerza Aérea”.
Recordó también el caso de otra empresa que traía aviones de Alaska, a la que tampoco le permitieron. Y el de Heliushuaia, una empresa local con pilotos de mucha experiencia en volar en zonas similares a la Antártida: “tampoco se lo han permitido. Es una política muy restrictiva la argentina y nos genera un perjuicio”, sobre todo comparado con otras puertas de entrada como Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, y sobre todo Chile.
La empresa chilena DAP, una especie de equivalente a Heliushuaia de Argentina, tiene 150 operaciones por año, entre logísticas y turísticas. “En el mundo, cuando uno quiere ir a la Antártida en forma aerotransportada, la puerta de entrada es Chile” reconoció.
La cuestionable política tiene su origen en una ley de la época de la dictadura militar de Onganía, según rememoró el experto. “Es un tema para revisar, porque siempre planteamos que tenemos, no solamente porque está dentro de nuestra provincia, sino que tenemos todo el derecho a tener un desarrollo como tienen otras puertas de entrada. Está todo muy restringido, hay muchas actividades que las tiene la Fuerza Armada”, y si bien reconoció la tarea de pilotos y marinos, “como política de Estado nos ha atrasado un montón”.
Volvió a hacer referencia al momento de la provincialización, principios de la década del ’90, cuando “todo el mundo tiene puesto el foco en la Antártida, nosotros somos la puerta más privilegiada que tenemos, y en ese momento se hicieron planes como para no ser puerta de entrada, porque nosotros ya somos la puerta de entrada. Sacando turismo marítimo, somos la más ineficiente, es la que menos tráfico tenemos” reprochó al respecto.
Señaló que la idea original era competir en nuestro cuadrante, por cantidad de programas no solamente turísticos, sino científicos, con Oceanía, Australia y Nueva Zelanda, por calidad de servicios. “Lamentablemente se pudo avanzar solamente en turismo marítimo”.
Según opinó, son cuestiones que debería asumir el Poder Ejecutivo y tratar de gestionar a nivel nacional “un protagonismo como el que debería tener Tierra del Fuego, no solamente por la parte geopolítica, del porcentaje de gente que pasa por acá y demás, sino por una cuestión socioeconómica”.
“Lo que estamos resignando en ingresos es sideral” alertó, con conocimiento de causa. “Pero el tema de la Antártida no pega en la sociedad. Y los políticos prenden los radares y ven qué es lo que la gente quiere, y solamente alcanza con el 22 de febrero hacer el acto por el Día de la Antártida y algunas cosas simbólicas. Pero en lo concreto, en poner en valor y transformar las ventajas comparativas fabulosas que tenemos, en fortalezas competitivas, realmente no se ve que estemos aprovechando todo lo que la naturaleza nos dio” culminó Daniel Leguizamón.
