El experto en comercio exterior detalló los requisitos y complejidades detrás de la Resolución 271, que habilita a personas físicas a importar un vehículo al año, aunque advirtió sobre limitaciones fiscales, legales y técnicas.
La reciente publicación de la Resolución 271 en el Boletín Oficial, que habilita a personas físicas a importar vehículos sin intermediarios, generó expectativas sobre una posible baja en los precios del mercado automotor. Sin embargo, Gustavo Panetta, empresario del rubro con tres décadas de experiencia, advirtió que el proceso dista de ser sencillo y está plagado de condicionantes. «No crean que se van a poder ir el fin de semana a Chile con la plata en el bolsillo y venirse en auto. Eso se acabó hace treinta años», afirmó en diálogo con FM Master’s.
Entre los requisitos clave, Panetta destacó que solo podrán importar quienes sean responsables inscriptos, descartando así a la mayoría de los empleados con CUIL. «Si vos sos empleado y tenés CUIL, no sos responsable inscripto, entonces no podés ser importador», explicó. Además, el vehículo no podrá venderse en un plazo de dos años, y el trámite -que incluye homologaciones y despachos de aduana- requerirá de un despachante. «El importador en el país por única vez por año vas a ser vos. El despachante de aduana es el nexo», aclaró.
Respecto al pago, desmitificó la idea de transferencias inmediatas: «No se pueden pagar mercaderías, salvo bienes de capital, y si sos pyme, hacer un pago anticipado. ¿A qué particular una empresa de cualquier país te va a vender un vehículo y que se lo pagues cuando lo recibas? Medio difícil». Sobre la homologación, señaló que incluso modelos idénticos en nombre pueden no cumplir los requisitos: «No es que vos vas y te comprás el mismo coche que acá. Depende de motorización, zona, versión… No hay una fuente oficial para verificarlo».
Pese a las trabas, Panetta consideró positiva la medida para presionar a la baja de precios, especialmente en mercados sin competencia como Tierra del Fuego: «Los coches en Argentina son carísimos, y en Tierra del Fuego, sin pagar derechos, también. Hay autos que valen casi lo mismo allá que en Buenos Aires». Aunque matizó: «¿Es buena noticia? Sí. Pero van a tener que ajustar un montón de cosas». Su conclusión refleja realismo: «Yo creo que en cierto punto va a ayudar a bajar los precios. No es algo que va a venir todo el mundo, que va a haber cola de autos viniendo de Chile».