Dos robos a comercios y el caso de un delincuente reincidente marcaron las últimas horas en la ciudad de Río Grande, renovando las preocupaciones por la seguridad.
Río Grande vivió un fin de semana con episodios delictivos que volvieron a poner el foco en la seguridad local. Dos robos a comercios y la reaparición de un delincuente habitual en nuevas investigaciones generaron molestia entre vecinos y comerciantes, en un contexto donde la sensación de inseguridad parece persistir.
El primero de los casos ocurrió en la madrugada del domingo en Nexo, el local de informática ubicado en Lasserre y Rivadavia. Dos hombres rompieron la puerta de acceso y sustrajeron mercadería, pero fueron detenidos poco después en un operativo policial. Alfredo Roberto Borda (25) y Joaquín José Barría Pérez (21) quedaron a disposición de la Justicia, en un caso que, si bien terminó con imputados identificados, refleja la vulnerabilidad de los comercios.
Horas más tarde, el restaurante “Lo de Nené”, ubicado en Almafuerte al 500, sufrió su segundo robo en menos de un año. Los delincuentes forzaron una puerta lateral -que había sido reforzada tras el primer incidente- y se llevaron bebidas alcohólicas, carne y otros productos, además de causar destrozos. Las cámaras de seguridad registraron a dos individuos con el rostro cubierto, pero aún no hay detenidos. El local, que reabrió en esa dirección después de que su sede original fuera afectada por un incendio en 2023, acumula así dos pérdidas importantes en poco tiempo.
En paralelo, las autoridades investigan nuevos hechos vinculados a Martín Ezequiel Zapico (40), un hombre con varios antecedentes que actualmente cumple una condena con régimen de detención nocturna. Tras un allanamiento en un domicilio de Chorlo Ártico 167, se le encontraron objetos robados de un depósito municipal y de un comercio de la zona. Sin embargo, al no estar vinculado directamente a un delito en curso, no fue detenido, lo que generó cuestionamientos sobre la efectividad de las medidas para evitar reincidencias.
Los tres casos, aunque distintos, coinciden en un mismo escenario: una ciudad donde los delitos contra la propiedad siguen siendo un problema recurrente. Mientras las autoridades trabajan en las investigaciones, los comerciantes piden más prevención y los vecinos esperan respuestas que les devuelvan tranquilidad.
