Hace poco más de un año la ciudad mediterránea de Tolhuin abría sus puertas la sede de la Universidad Siglo 21. La casa de altos estudios abría su sede en una de las localidades más remotas y bellas de la isla de Tierra del Fuego.
Tan bella como estigmatizada, en Tolhuin las posibilidades de estudios superiores eran limitadas, por lo menos hasta la apertura de la sede que trajo un abanico de posibilidades a quienes habitan sus calles. Probablemente nadie podría esperar que un año después, la sede estaría dando a conocer la historia de la primer profesional recibida en Tolhuin.
Andrea es hoy abogada. Trabaja en el Poder Judicial y hace 4 años había decidido embarcarse en estudiar a distancia su carrera. Tiempo Fueguino conversó con ella para conocer ese proceso.
Tiempo Fueguino: ¿Habías empezado la carrera hace cuánto tiempo? ¿siempre la hiciste en la Universidad Siglo 21?
Andrea Borrell: Yo arranqué en Río Grande, viviendo en Río Grande en junio del 2014. Después por una cuestión de mi esposo que tenía el tema del laburo de él nos mudamos a Ushuaia. Entonces empecé en el CAU (Centro de Aprendizaje Universitario) de Río Grande, nos mudamos y me fui al CAU de Ushuaia, y después nos vinimos a Tolhuin a vivir donde le ofrecieron trabajo a mi esposo y por eso yo vivía acá y viajaba a rendir a la sede de Río Grande, hasta que abrieron acá. Y fue genial porque no tenías que viajar 100 kilómetros para ir a rendir.
TF: ¿Y cuántas veces por mes viajabas vos?
AB: Y viajaba todas las semanas. La facultad tiene muchas maneras de que vos puedas aprobar de acuerdo a tus tiempos. Pero la manera que yo había elegido era rendir parciales todas las semanas. Entonces viajaba una vez por semana mínimo, me llevaba a mis hijos, porque eran chiquitos. Y los chicos del CAU me cuidaban los nenes mientras entraba a rendir, y así ha sido la historia hasta que el martes le pusimos el moño.
Andrea terminó en tiempo y forma, sin aplazo y con un promedio de 8. Es empleada del Poder Judicial, y tiene dos hijos de 8 y 11 años (que tenían 4 y 7 años cuando empezó a estudiar).
TF: ¿Cómo te decidiste a empezar?
AB: Yo empecé como una oportunidad a ver si me daba la cabeza. Porque era mi sueño ser abogada, de toda la vida. Y era la oportunidad de decir: ‘bueno, 6 meses. Si en 6 meses no me da la cabeza lo dejo’, y perdí 6 meses y plata. Pero me dio.
TF: Cuando se abre la sede en Tolhuin ¿qué significó para vos? ¿Qué le pudiste decir a la gente?
AB: Hay como un estigma con el tema de las universidades a distancia. Es como que sea presencial dignifica mucho más el estudio. Lo cierto es que estamos atravesados por la tecnología desde todos los puntos de vista. Y mientras vos estudies y le dediques al estudio, es una alta casa de estudios que exige pero tiene muchísimas facilidades para todas las carreras. De hecho, yo ahora quiero seguir estudiando, no me voy a quedar con esto. Hay una diplomatura de género y equidad de género que quiero hacer. Y si porque además tenes la facilidad del pago. La gente de la sede de la universidad es fantástica, tenés un montón de descuentos. Ponele, si alguien va con un amigo, un alumno de la universidad que nombre a otro ya tiene un descuento. Es verdad, es caro, pero es una inversión. Vos estás capitalizando tu futuro.
TF: Dijiste de la diplomatura en equidad de género y es imposible no pensar enseguida en Nilda Núñez, y todo lo que sucedió. Y la cantidad de casos de Violencia de Género que tiene Tolhuin, que quizás al ser un lugar más chico se notan más.
AB: Es muy significativo lo que pasó con Nilda. Fue muy fuerte para todos, y sería buenísimo que todos los operadores jurídicos, los operadores sociales que estamos en Tolhuin tuviéramos la capacitación para poder ver un poquito más allá y entender a las personas que están atravesadas por la violencia. Que todos tengamos esa oportunidad.
TF: Y ahora con tu título ¿qué aspiraciones tenés?
AB: Mi idea fue siempre dentro de la institución. Yo también soy mediadora. La universidad me permitió ser procuradora también. También soy martillera, o sea toda una escalada de leyes y de tratar de mejorar siempre. Tratar de educar con el ejemplo, y mi aspiración es dentro de la institución. Brindar el servicio ¿sabes qué pasa? La gente no comprende que somos servidores públicos. Cuando atendés bien a una persona, la orientas, la asesoras, le ayudas, le decís el abanico de soluciones posibles. Somos servidores públicos, estamos para servir. Y mientras más capacitados estemos, mejor va a ser el servicio, más eficiente. Porque sino todo termina en el papel, y la gente sigue atravesada por todo lo que le pasa. Y vos únicamente anotaste en una ficha lo que significaba. Este título para mí y para mi familia, imagínate que se me murió mucha gente en el camino. Se me murió mi papá, he pasado por mudanzas, por duelos, por infinidad de cosas que se te ocurra en estos 4 años.
Andrea cuenta que su papá la llamaba cada vez que le tocaba rendir un parcial “¿A qué hora rendís?”, preguntaba. “A las cinco” respondía ella, y cinco y media estaba llamando para preguntar cómo le había ido. “Se me murió antes de ver esto” cuenta con un dejo de nostalgia. “Fue un logro increíble. Todavía no ha pasado mucho tiempo, pero… cuando me dicen mis amigas ‘¿qué sentis?’ no sé, estoy en las nubes. Siento que en realidad no sé si pasó. No sé si me voy a despertar en un ratito y era mentira, no era abogada” dice entre risas.
La historia de Andrea es meritoria no solo por el contexto, sino por lo ejemplar que resulta para cualquiera escucharla y conocer su historia un poco más de cerca. “Yo dentro de la institución soy el eslabón más pequeño, ocupo el lugar de menos categoría si se quiere dentro del Poder Judicial, así que cuando me preguntas qué aspiraciones tengo espero recategorizar mi trabajo por empezar. Que se den cuenta, y que la gente pueda ver en eso el valor de educarse que es la única manera” cierra con certeza.
