Los tres senadores por Tierra del Fuego hicieron ayer uso de la palabra frente a sus pares durante el debate por el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo que ya contaba con media sanción de la Cámara de Diputados. Ojeda y Catalán Magni argumentaron sus votos a favor y la senadora Boyadjian lo hizo en contra.
El primero en hablar fue el senador José “Nato” Ojeda (PJ) que comenzó expresando su “malestar por la actitud de una senadora, del Movimiento Popular Fueguino, miembro del interbloque PRO en mi provincia que públicamente pidió a la gobernadora y al vicegobernador que intercedan para que yo cambié mi voto, menospreciando mi conciencia y el convencimiento y el sentimiento que tengo al momento de tomar una decisión y de votar”.
Y agregó “ya que la senadora pide y pide por la vida, le pido que le pida a su partido que no le quité las asignaciones familiares a las familias de la Patagonia”.
Luego, hablando puntualmente entorno a la legalización del aborto sostuvo “la realidad es que nada va a cambiar si esta ley no se aprueba, no va a cambiar nada, va a seguir igual. Las mujeres que decidan abortar, cualquiera sea la razón, seguirán viéndose obligadas a arriesgar r su vida porque como estado no fuimos capaces de brindarle ninguna respuesta”.
Asimismo, Ojeda lamentó que no se haya podido introducir las modificaciones que surgieron en las comisiones durante el tratamiento de la media sanción, pero sostuvo que “hay que acompañar la iniciativa para dar igualdad de condiciones a aquellas personas que deciden interrumpir un embarazo, de lo contrario no hacemos más que contribuir a la desigualdad, ya que el que dispone de recursos puede acceder a las condiciones médicas, de seguridad y contención requeridas, y las que no las posean se ven confinadas a realizar estas prácticas en lugares deplorables, sin profesionales de la salud, aumentando el riesgo de vida”.
“Los que votan a favor del aborto clandestino, votan, aceptan y validan el riesgo de muerte, que mujeres por distintos motivos personales aceptan y optan por lo que considero una decisión tremenda, difícil y dolorosa” argumentó Ojeda.
Y cerró adelantando su voto positivo y preguntando a los que son padres o madres “si por cualquier circunstancia cualquiera de sus hijas decide interrumpir el embarazo les pregunto ¿en manos de quién preferirían que esté su vida, en manos de un partero clandestino o en un hospital en manos de profesionales, debidamente cuidadas?”.
Luego fue el turno del senador Julio Catalán Magni, que también adelantó su voto positivo y tuvo unas palabras hacía la senadora Boyadjian en el mismo sentido que Ojeda. Catalán sostuvo “estamos frente a un momento histórico de algo que nos atraviesa todos”.
Y agregó “tuvimos la posibilidad de acceder a muchísima información, en la cámara baja hubo más de 700 expositores, 2 meses y medio debatiéndolo, creo que surgió una media sanción muy válida con 20 horas en el recinto, un mes el plenario de comisiones lo debatió en la cámara alta, con enorme responsabilidad”.
Catalán Magni afirmó que “el estado niega estar cerca de la gente en momento muy duros, no podemos negar una realidad que existe, las modificaciones que se plantearon daban una luz cierta de poder convertirlo en ley”.
El senador pidió que “el Estado no estigmatice y les ponga todo el peso de la ley a las mujeres que toman esa decisión tan difícil, sino que las acompañe y las ayude en el ámbito de la salud. Esto no pasa porque uno no esté a favor de las dos vidas que esté en contra de la vida, no siento que sea así, esto es aborto legal o aborto ilegal, no estamos hablando de otra cosa”
“La política debe buscar un camino que nos permita debatir en serio, no dilatarlo. Si esto hoy no se convierte en ley hay que esperar a agosto del año que viene, empezaríamos de vuelta, en un año electoral, donde va a ser muy difícil que prospere”, dijo Catalán.
Y relató que sus cuatro hijos “dos mujeres y dos varones, los cuatro me dicen lo mismo: papá, que salga la ley. Más allá de lo que votemos, no vamos a poder parar lo que viene porque la sociedad reclama que el Estado esté presente”.
Cerró afirmando “lo peor que podríamos hacer hoy, lo peor que nos puede pasar, es que nos vayamos de acá sin haber hecho nada, y ahí tenemos que replantearnos qué hacemos acá”.
La última en hablar, de los representantes fueguinos, fue la senadora Myriam Boyadjian que comenzó respondiendo las críticas de sus pares por haberle pedido a la gobernadora que interceda para que voten en contra del aborto.
La senadora sostuvo que el en debate por el aborto “se comete el error de poner en igualdad de condiciones dos derechos que tienen jerarquías diferentes – el de la mujer a decidir sobre su cuerpo y el del niño por nacer- y el verdadero desafío está en buscar soluciones superadoras que contemplen y protejan ambas vidas”.
Y agregó “he trabajado activamente por los derechos de la mujer, lo que la mujer necesita para dignificarse, siempre he pregonado en favor de honrar y exaltar los derechos de las mujeres y el empoderamiento de cada una de nosotras, porque siempre nos costó”.
Boyadjian manifestó “después de analizar profundamente la media sanción de diputados creo que acá no hay un avance de derechos, por el contrario si lo analizamos, considero que en su esencia se está negando la presunción a la vida, a la existencia del niño por nacer, y el valor jurídico que tenemos que defender es la vida misma”.
Después afirmó que la ciencia “ha demostrado que la vida se inicia desde la concepción, el embrión jurídicamente es una persona no nacida tiene ADN propio” y se preguntó “¿vamos a negar que existe vida?”
Habló también de la Constitución y los Pactos Internacionales, que según la senadora van en contra del proyecto. Así mismo hizo referencia a la salud pública: “dejamos que la ley penalice a los médicos y los hospitales que no tienen lugar para otras intervenciones. Necesitamos un estado presente que ayude a las mujeres que quieren continuar con ese embarazo”.
La senadora se preguntó “¿Dejaremos que sea ley la posibilidad de practicar un aborto durante los 9 meses y hasta el día anterior al nacimiento?” sosteniendo que así lo posibilita el proyecto, y –desconociendo el fallo F.A.L- también se preguntó “¿quiénes somos nosotros para ponerle categoría a la vida?
Habló también de médicos que se sienten con derechos avasallados por el proyecto, de la prohibición de objeción de conciencia institucional y de la situación de los hospitales públicos colapsados.
La senadora cerró su exposición con los dos pañuelos en la mano, el verde y el celeste, y se refirió a lo que estaba ocurriendo afuera del congreso: “no necesitamos dos colores ni una plaza dividida, necesitamos unidad, porque así vamos a salvar esta grieta de los argentinos”.
