La cría de gallinas en Ushuaia enfrenta desafíos por el alimento y la falta de espacios aptos, sostenida por productores que priorizan la vocación sobre la rentabilidad. La producción avícola en el sur de la provincia es un esfuerzo constante frente a obstáculos geográficos y climáticos.
Pequeños productores como Nelson Ginter llevan adelante sus emprendimientos con dedicación, mientras especialistas como la ingeniera Gisela Mair analizan las complejidades de una actividad limitada por infraestructura y planificación territorial. Ambos compartieron sus experiencias en FM Master’s. “Yo arranqué con las gallinas en los 90. Vengo de familia que cría gallinas criollas”, cuenta Ginter, quien se topó con la principal barrera: el abastecimiento. “La gallina tiene que comer. Si no come, no pone huevos, y si no pone huevos, no vendés”, explica.
Mair detalla que las aves consumen entre 120 y 150 gramos de alimento por día según la estación, y subraya la dificultad de encontrar espacios aptos para los gallineros. Ginter ejemplifica: “En Punta Paraná no nos dejan entrar materiales para armar un gallinero”.
A pesar de todo, la demanda local sostiene la actividad. “Tengo producción vendida hasta la semana que viene”, comenta Ginter, mientras Mair recuerda que para ser rentable como sustento principal se necesitan al menos 10.000 gallinas. Para Nelson, sus ochenta gallinas son más que un negocio: “Era mi hobby y mi cable a tierra”.


