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Río Grande
24 de octubre de 2025

Tierra del Fuego es la segunda provincia más morosa

En un año con un aumento real del 55% en la deuda con tarjetas, Tierra del Fuego se posiciona como la segunda provincia más endeudada del país.

El endeudamiento de los hogares argentinos con tarjetas de crédito experimentó un crecimiento real del 55% entre julio de 2024 e igual mes de 2025, de acuerdo con las últimas estadísticas del Banco Central.

Este incremento sustancial sitúa a la Ciudad de Buenos Aires, Tierra del Fuego y Santa Cruz a la cabeza del ranking de obligaciones financieras per cápita a nivel provincial.

En este escenario, el caso de Tierra del Fuego resulta particular: no solo ocupa el segundo puesto nacional con una deuda promedio de $1.095.053 por persona, sino que su dinámica de consumo es atípica.

Debido a su régimen impositivo especial, en la provincia austral el uso de medios de pago electrónicos, tanto crédito como débito, supera ampliamente al efectivo, una tendencia inversa a la observada en la mayoría del territorio nacional.

A nivel país, el universo de deudores alcanzó las 11,5 millones de personas, lo que equivale a casi una cuarta parte de la población. La abrumadora mayoría, un 91,2%, mantiene una morosidad mínima, de apenas 30 días.

Para la politóloga Mara Pegoraro, coordinadora del Centro de Estudios para la Recuperación Argentina, este fenómeno refleja una estrategia de supervivencia económica. “La tarjeta de crédito se emplea para completar el costo de vida diario. La gente prioriza pagar los servicios con efectivo para no quedarse sin ellos, y recurre al plástico para adquirir bienes ordinarios, como los alimentos, difiriendo ese gasto”, explicó la especialista.

Este mecanismo, si bien paliativo, genera un círculo vicioso, ya que aumenta el número de usuarios que solo abonan el pago mínimo, reduciendo su línea crediticia disponible y forzando a las familias a una compleja administración mensual.

El economista Amílcar Collante aportó una perspectiva diferente, señalando que el mayor recurso al crédito no es intrínsecamente negativo, como ocurre en economías desarrolladas. No obstante, advirtió que el problema surge cuando las tasas de interés superan ampliamente la evolución de los salarios.

Collante precisó que alrededor del 20% de los ingresos familiares se destina actualmente a cancelar deudas de diversos tipos, marcando un techo a la capacidad de consumo.

Mientras la inflación alta licuaba las últimas cuotas, el actual escenario de tasas elevadas hace que las cuotas pesen más, acelerando el deterioro en la regularidad de los pagos.

El futuro, según Pegoraro, se vislumbra incierto, con muchas familias dependiendo del crédito como único salvavidas para llegar a fin de mes.

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