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Río Grande
28 de marzo de 2024

Ser docente en época de pandemia y cuarentena

Por Fabiana Morúa.

“Duelen los ojos de las video-llamadas y los oídos por los auriculares”; expresan docentes a lo largo y ancho del país. Docentes que dialogan a través de una pantalla, con interferencias de audio y las desconexiones.

Hoy admiro cada vez a lxs docentes, la labor que llevan adelante. Son quienes garantizan derechos en medio de una pandemia y se rompen la cabeza para que la palabra, la reflexión y el conocimiento transite entre lxs estudiantes; que todxs expresen cómo se encuentran y despejen todas las dudas respecto a las actividades, son quienes acompañan e impulsan el análisis.

A lxs docentes que conocí durante mi escolaridad, docentes que me han enseñado más que el contenido que deben enseñar, docentes que llevan –o por lo menos tratan- tranquilidad en un contexto que nos excede; son quienes tienen empatía por la situación que atravesamos y quieren que todxs aprendan.

Se puede ver que la labor que llevan adelante lxs docentes, los humaniza más que antes. Transmiten esperanza, ellxs son esperanza. Son quienes enseñan, pero también saben y son conscientes de que aprenden de sus estudiantes.

Puedo asegurar que hoy, más que nunca, ser docente es una tarea y un trabajo más que digno, donde se aprende todos los días, donde se tiene oportunidad. Por ello, siempre hay que estar del lado del derecho a la educación.

Motivos por los cuales, Tiempo Fueguino dialogó con diversas profesionales de la educación:

Vanesa Díaz es docente de Nivel Inicial y actualmente se desempeña en sala de 4 años. “La cuarentena ha modificado totalmente mi rutina de trabajo y del hogar. Si bien, como sabrán, la tarea del docente nunca termina en la escuela o jardín, ya están los informes, recursos, planificaciones, entre otros, son trabajos que realizamos en el hogar”; expresó.

Agregó que “trabajar desde casa implicó no tener un horario fijo y pasar mucho tiempo frente a una pantalla, pendiente del celular o la computadora, estas son hoy mis principales herramientas de trabajo”.

También, “porque puse a disposición de las familias mi número de celular para comunicarnos vía WhatsApp y saben, porque siempre les digo, que estoy a disposición de ellos para responder a inquietudes o necesidades que surjan”.

Por otro lado, “además de ser docente, soy mamá de 2 niños y desempeñar el rol de docente y el de mamá al mismo tiempo muchas veces se dificultó. Por ejemplo, a la hora de tener una reunión o dar clases por medio de video-llamadas, ya que mis niños son pequeños y es necesario que alguien los esté observando”.

También se le consultó si le ha costado: “No me costó adaptarme, pero durante este tiempo fue necesario ir buscando diferentes estrategias para llegar a los niños y tratar de sostener un vínculo con ellos y sus familias. Hoy les envío las propuestas a través de mensajes, audios, videos y, últimamente, empezamos con video-llamadas por la aplicación zoom”.

Sin embargo, “para ello fue necesario conocer aplicaciones, aprender a usarlas y familiarizarse con ellas”; sostuvo la docente de nivel Inicial.

“Al momento de planificar, también hubo y hay que pensar en propuestas que las familias puedan realizar desde sus hogares, hay que pensar muy bien en lo que se les pide que hagan y qué materiales utilizar, tratando siempre de evitar generar gastos y que esto se convierta en un obstáculo a la hora de realizar la propuesta”; manifestó.

Se le consultó sobre cómo ha percibido la reacción de lxs estuantes en relación a las clases virtuales. Díaz remarcó que “las familias juegan un papel muy importante, yo trabajo con niños de 4 años y son las familias quienes actúan como nexo entre los niños y yo. Si bien yo les mando la propuesta, son ellas las que tienen que convocar a los niños, acompañarlos y dedicarles el tiempo necesario para realizar la actividad”.

Aseguró: “Ha sido difícil sostener la comunicación, muchas veces no contestan y hay que insistir, mandarles mensajes y/o llamarlos porque no sabemos qué les está pasando, si necesitan ayuda o si están atravesando por una situación difícil”.

Finalmente; Díaz indicó que, “personalmente, creo y espero que esta nueva modalidad no se transforme en una normalidad”.

Es decir, “el jardín como lo conocíamos antes de la cuarentena seguramente no volverá a ser el mismo en los próximos meses, pero espero que esta situación pase lo más pronto posible y nos permitan poder volver a las aulas para continuar realizando nuestro trabajo, en contacto directo con niños y niñas, sin que esto implique un riesgo para ellos o para mí”; concluyó la docente de Nivel Inicial, Vanesa Díaz.

Paralelamente, el medio dialogó con Elisa Frutos, docente de Nivel Primario: “La rutina docente cambió drásticamente. Hay variante en los horarios y los modos de atender las demandas pedagógicas de los alumnos”.

A su vez, declaró que “cuesta el no poder ver y acompañar como estas acostumbrados a nuestros alumnos. Cuesta adaptarse ya que cada familia es un mundo. Quizás, lo que pensamos en cuanto a contenidos y propuesta didáctica, algunas familias no lo comprenden o lo hacen de otra manera”.

“Hay alumnos que han podido adaptarse perfectamente y otros que les ha costado porque no cuentan con los recursos necesarios, sus familias trabajan, son familias numerosas y demás contratiempos personales”, determinó la docente de nivel primario.

Por último, sostuvo: “Las expectativas personalmente no son muy buenas porque se deberá volver a sondear, ya que este tiempo no fue del todo grato, para algunos peor que para otros”; afirmó.

“La vida familiar no gira solo entorno a la educación; sino hay salud, trabajo y dinero para comer, las prioridades cambian y es lo que pude percibir en muchas familias”.

Remarcó: “Lo importante es que, cuando nos reencontramos, podamos ver el tiempo pasado como un tiempo de aprendizaje; de percibir lo esencial, el tiempo, el amor, la salud. Los contenidos llegarán tarde o temprano”; finalizó la docente de Nivel Primario, Elisa Frutos.

También se dialogó con Gabriela Ameri, docente del Nivel Secundario. La misma aseguró que “la modificación más importante está relacionada con llevar el trabajo a tu casa. La cotidianeidad se encuentra atravesada por el trabajo: El aula es mi casa, tengo que pensar que mostrar y que no, porque mi intimidad se revela de una forma desconocida hasta ahora”.

Es decir, “no puedo «elegir» quien ve o no, dado que es mi obligación trabajar desde casa. No hubo opción”; comentó.

Ameri indicó que se adaptó “rápidamente a las nuevas herramientas. Tuve que sistematizar de otra manera actividades y zoom, de manera de respetar los tiempos de mis estudiantes”.

“Sí es cierto que empecé a tener terribles cefaleas nunca antes vividas producto de estar tanto tiempo ante la pantalla, hablando, interpretando, interpelando, enseñando. En 40 minutos”; relató. Al mismo tiempo, aseguró que “los estudiantes se adaptaron rápidamente y obtuve excelentes respuestas”.

Como su conclusión final expresó: “Lo próximo es incertidumbre. Tomarlo con mucha calma, tratar de evitar el estrés que se generó en el primer cuatrimestre y buscar nuevas alternativas, pero con calma y sin prisas”.

“Respetar fundamentalmente el tiempo propio y de les otres. Priorizar la EMPATÍA y ser solidarie con todes”; concluyó la profesora del Nivel Secundario, Gabriela Ameri.

En última instancia, se tuvo oportunidad de hablar con Yolanda Dips, profesional de la educación en el Nivel Terciario. “Estoy muchas más horas en la computadora y, a pesar de que se levantaron las restricciones de circulación, como no volvemos a las clases presenciales de alguna manera los docentes seguimos en cuarentena, al menos en el horario de clases”; explicó.

“Durante el período de aislamiento, me costó mucho no poder hacer las actividades que me permiten justamente salir de la rutina como ir al gimnasio o visitar amigos por lo que noté que cuestiones laborales que en otro momento eran fáciles de resolver se convertían en más estresantes”; aseguró la docente.

También, determinó que le ha costado, “más allá del uso de la tecnología que se aprende, no es el mayor inconveniente. Lo que es muy difícil es no poder establecer el vínculo personal con los estudiantes, ir avanzando en una clase viendo sus reacciones, respondiendo sus dudas, analizado cómo van entendiendo el tema planteado”.

“Definitivamente la relación con los estudiantes no se puede reemplazar por nada virtual”.

Además, “en las materias más prácticas hemos tratado de avanzar más en la teoría y tratamos de buscar alternativas al trabajo que hacíamos en el aula presencial, pero se hace difícil y el docente solo debe buscar las formas, debe inventar algo nuevo en un nuevo contexto”; indicó la docente de nivel Terciario.

Se le consultó sobre la reacción percibida en sus estudiantes en torno a las clases virtuales: “Desde el principio se han sentido bastante perdidos. Creo que faltó más guía y acompañamiento por parte de la institución y el Ministerio, tanto para estudiantes como docentes”.

Estableció que “muchos alumnos abandonaron al principio y otros fueron abandonando en el camino porque no se pudieron adaptar a la modalidad. Por más que los profesores hemos intentado retenerlos, ser más flexibles a ellos también les cuesta no poder relacionarse con los profesores y con sus pares”.

Por último, fue consultada por las expectativas que genera el futuro de la educación ante la nueva modalidad y “normalidad”: “Creo que con la pandemia hemos aprendido la importancia de los trabajadores, no solo en la educación sino en todos los ámbitos. No se puede reemplazar”.

“En el caso particular de las clases, la tecnología aporta, suma, sirve la virtualidad hasta cierto punto, pero la presencialidad, la generación del vínculo con el estudiante, el ida y vuelta y el cara a cara son irreemplazables”; reflexionó.

Sostuvo: “No sé muy bien qué se viene para el futuro. Ojalá empiecen de una vez por todas a valorizar el trabajo docente”; finalizó la docente de Nivel Terciario, Yolanda Dips.

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