El presidente de la Cámara de Comercio de Río Grande sostuvo que la provincia debe dejar atrás décadas de indefiniciones y avanzar con el desarrollo de la acuicultura, garantizando controles y condiciones ambientales adecuadas. “Necesitamos generar empleo y Producción”.
El dirigente comercial destacó la participación de distintos sectores en la reunión, incluidos jóvenes que expresaron su oposición. Aunque sostuvo incongruencias “Hoy tenemos pescadores artesanales en la zona norte, pero no hay plantas procesadoras de pescado que permitan mantener el producto limpio y fresco para el consumo propio. Podemos ir a comer pescado fresco a Porvenir, que está cerca, pero no podemos comer pescado nuestro porque no dura más de un día y no están los controles en el momento”, planteó.
En esa línea, consideró que “esta falta de definición impide permitir el uso de recursos propios. Sabemos todos que los chinos pueden depredar el mar sin problema y nosotros, los costeros argentinos, teniendo todo, no podemos desarrollar. No se actúa sobre el recurso. Hay una demonización por el tema de la salmonera, pero en Río Grande tenemos una imagen emblemática que es una trucha grandota, linda, que la gente asocia con la pesca local y que está alimentada de alguna forma para que se la pueda pescar artificialmente”.
Para Iglesias, la clave está en “terminar con frustraciones de proyectos que no se hacen”. Aseguró que “necesitamos trabajar, necesitamos tener la alimentación lógica. Cada vez que sale un proyecto, se lo mira con cierto desdén o con miedos, y después estamos en situaciones límites en cuanto al empleo y la producción. Uno ve los números de Chile, que exporta mil millones de dólares anuales y parte sale por Argentina desde Río Grande. Eso puede salir y venderse, pero lo nuestro no porque no lo podemos producir”.
Cuestionó que en Argentina “parece que se pueden engordar vacas, pollos, ovejas, cuidar lo que se te ocurra, pero no se podría engordar pescados. Todo el pescado que consumimos del río Paraná, como el pacú, es de granjas. No hablamos de cosas ilógicas, pero parece que si lo hacemos nosotros ofendemos a alguien. Tendríamos que ser responsables de todo: no nos preocupa que los cruceros turísticos que entran por el canal de Beagle estén contaminando, pero sí nos preocupa esto. En Ushuaia cultivan trucha, que es un salmón, y se consume. No vemos lógico que no se pueda hacer en Río Grande”.
Respecto a las diferencias técnicas, mencionó que “acá cada seis horas sube y baja la marea, no como en el canal de Beagle que está quieto. Técnicamente, lo demostró la gente en la reunión: cada seis horas se limpiaría con esclusas. A nosotros nos parece que está bien, a otros les parece que está mal, y hasta ahí está el tema”.
Finalmente, José Luis Iglesias remarcó que “es muy fácil hacerlo acá y no podemos entender por qué se determina una cosa en un lugar sí y en otro no. Ya lo tomamos como algo local. No escuchamos una sola campana, estamos constantemente en debate. Que esté así solo o lo hacemos bien, ese es el tema”.