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8 de mayo de 2024

Profesionales de salud aseguran que el COVID dispara nuevos casos de diabetes

El problema preocupa a especialistas del mundo entero que han activado un Registro Internacional, el CovidDiab Registry, donde reportan los casos de infectados por Covid-19 que «debutan» con una diabetes.

«Existe una clara interacción entre la diabetes y el COVID-19. Lo que sabemos hasta ahora es que tener diabetes aumenta el riesgo de COVID-19 grave y causa más mortalidad, también que puede gatillar la aparición de nuevos casos de diabetes», explicó a La Nación Francesco Rubino, Jefe de cirugía metabólica y bariátrica del King’s College of London; es el primero de una lista de expertos mundiales que, en junio pasado, publicó una carta al editor del New England Journal of Medicine (NEJM) alertando sobre «debuts» diabéticos en pacientes afectados por el SARS-CoV-2.

Rubino agregó que el nuevo coronavirus tiene la «llave» para ingresar a las células en órganos cruciales para el metabolismo del azúcar (el proceso que está alterado en la diabetes), órganos como el páncreas, el hígado, el tejido adiposo (un órgano con función endocrina) y el intestino delgado.

«Lo que todavía no sabemos es con qué frecuencia el Covid-19 puede causar una nueva aparición de diabetes o complicar o transformar una diabetes preexistente en una enfermedad más grave. Creemos que esas alteraciones son capaces de dar lugar a formas híbridas de diabetes que pueden no parecerse a los tipos clásicos, diabetes 1 o 2. Establecer un registro mundial es una empresa importante. Tenemos más de 300 médicos que ya se han registrado en nuestro sitio web con la intención de compartir sus observaciones clínicas», afirmó el experto.

Durante la epidemia por Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS) de 2002-2004 también se registraron pacientes que debutaron con una diabetes en forma simultánea a una neumonía viral. En la mayoría, la diabetes revirtió al cabo de tres años, pero un 10% quedó con la enfermedad.

«En la práctica clínica vemos que los pacientes con diabetes tipo 2 enfermos de COVID-19 requieren muy altas dosis de insulina», comentó Gabriel Lijteroff, Jefe de diabetología del hospital Santamarina de Monte Grande y director del comité científico de la Federación Argentina de Diabetes (FAD).

Si bien la mayoría de los diabéticos tipo 2 se controla con medicación oral, existen diabéticos tipo 2 «insulino requirentes», que necesitan insulina para compensar la falta o la insuficiente acción de esa hormona que nivela el azúcar en sangre (glicemia). Los diabéticos tipo 1, en cambio, son insulino dependientes.

Lijteroff añade que la «rareza» es la súbita aparición de diabetes en personas con COVID-19 y una hemoglobina glicosilada normal. La hemoglobina glicosilada, la cual resume el comportamiento de los últimos 3 meses de la glucosa en sangre, habitualmente presenta alteraciones en personas con alto riesgo de desarrollar diabetes en el futuro.

«No en estos casos -continúa el diabetólogo-. La hemoglobina glicosilada de estos pacientes es normal pero de pronto se ve, junto con la infección por COVID-19, un cuadro grave, la cetoacidosis diabética, que consiste en un déficit severo de insulina que causa hiperglucemia. El organismo, para disponer de energía, usa mecanismos alternativos: el hígado convierte la grasa en un ‘impulsor’ llamado cetona, libera excesivamente cuerpos cetónicos y produce un aumento de la acidez en la sangre, la cetoacidosis, un desbalance metabólico grave que pone en riesgo la vida pero que hoy se supera en el 95% de los casos», puntualizó Lijteroff, Director de la Task Force en Desastres de la Federación Internacional de Diabetes (FAD).

Un estallido

«La diabetes es dinamita si alguien tiene COVID-19. No solo hace más vulnerables a los diabéticos frente al Coronavirus, también puede desencadenar cuadros nuevos de diabetes», escribió el profesor Paul Zimmer, quien estudia enfermedades metabólicas en la Universidad Monash, de Australia, en un artículo de Nature.

Andrés Gómez Noronha, endocrinólogo el Hospital Lima Callao de Perú y autor de un preprint donde reportan pacientes sin antecedentes de diabetes que llegaban al servicio de emergencias muy graves, explicó que «la infección por SARS-COV-2 enciende el motor de la enfermedad». Asimismo, «de la nada empezaron a derivar personas con distrés respiratorios por Covid-19 y no eran diabéticos, pero estaban hiperglicémicos».

El médico peruano agregó que durante las internaciones por COVID-19 hay problemas con los corticoides, únicos medicamentos que han demostrado hasta ahora ser útiles en el tratamiento de la infección. «Es que los corticoides aumentan la glicemia (azúcar en sangre). Por eso algunos trabajos indican que primero hay normalizar la glicemia antes de comenzar con corticoterapia», indicó Gómez Noronha.

Dosis nunca vistas

Desde su oficina en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, Douglas Villarroel, presidente de la Federación Internacional de Diabetes (FAD) Región Sud y Centro América (SACA), sostuvo que «en la mayoría de los países del continente hemos tenido casos de pacientes que debutan con diabetes al infectarse con el virus SARS-CoV-2, pero son cosas que se comentan y no se publican para que quede registrado, que es lo que debería ocurrir».

El especialista boliviano añadió: «Los casos de diabetes de nueva aparición, así como las complicaciones graves de la diabetes preexistente son un gran desafío para la comunidad médica porque cuando se manifiesta COVID-19 en alguien con diabetes u obesidad ocurre una resistencia a la insulina mayor a lo que no habíamos visto nunca y requieren dosis altísimas de insulina durante el proceso infeccioso».

Villarroel, al igual que sus colegas, afirmó que es mucho lo que no se sabe aún de esta compleja interacción entre la infección por SARS-CoV-2 y el debut diabético. «No está claro si estas alteraciones del metabolismo del azúcar que ocurren en una forma abrupta con el Covid-19 continúan después. Estamos en terrenos desconocidos. Si la diabetes permaneciera, se podría considerar una secuela».

El especialista detalló que este año muchos de sus pacientes diabéticos mayores de 65 años fallecieron por Covid-19. «La mayoría de ellos no tenía la enfermedad bien controlada y se contagió de familiares que debían salir inevitablemente a trabajar -se lamentó-. Me causa mucha tristeza. Por eso no hay abandonar los controles periódicos con sus médicos. Eso es crucial».

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