Las heladas intensas causaron grandes pérdidas en la producción de alimentos, afectando gravemente a productores y consumidores. En ello radica que los precios en las verdulerías hayan experimentado incrementos tan significativos.
En medio de uno de los inviernos más fríos de los últimos años, la ola polar acompañada de intensas heladas afectó gravemente a miles de productores de frutas, verduras y hortalizas en todo el país. Esta situación pone en riesgo no solo el sustento de quienes dependen de esta actividad como su principal ingreso, sino que también genera una alerta en el sector comercial debido a la posible escasez de estos productos en los próximos meses.
Un relevamiento realizado en diversas zonas productivas del país indica que las bajas temperaturas causaron pérdidas significativas en la producción. Esto se traduce en una disminución notable de alimentos que normalmente estarían disponibles en el mercado durante esta época del año.
Melideo Alegre, productor de frutillas en el establecimiento La Elisa, ubicado en Bella Vista, Corrientes, compartió que aún no se pueden cuantificar los daños causados por las heladas recientes. «Eso lo vamos a saber en la primera quincena de agosto, cuando veamos los efectos de las temperaturas de -4 grados que sufrimos. Si bien no hay un daño en planta, sí lo hay en flores y frutos, por lo tanto vamos a ver frutas chicas, deformes, que no se llenarán bien», explicó Alegre. Además, señaló que la calidad de la fruta se verá afectada debido a una sequía que ha exacerbado los efectos de las bajas temperaturas.
En el norte de Buenos Aires, la situación no es diferente. La Cámara de Productores y Empacadores de Frutas del Norte de Buenos Aires (Caproem) advirtió que se registraron las temperaturas más bajas desde 1965, con una pérdida estimada del 30% de la producción. Mario Giroldi, productor de cítricos en San Pedro, contó que «las heladas comenzaron el primer fin de semana de julio y continuaron durante varios días, con casos en los que duraron más de 12 horas. En la zona hubo muchas pérdidas en cítricos, pero fundamentalmente en la producción de naranja de ombligo, que es la de mayor superficie».
Las pérdidas no solo afectan a los productores, sino también a toda la cadena productiva, incluyendo cosecha, empaque, transporte y comercialización. A pesar de la situación, no hay preocupación inmediata por el abastecimiento, ya que la mayor producción de cítricos proviene de Entre Ríos y Corrientes, donde los cultivos no fueron tan afectados.
En Tucumán, el productor de hortalizas Rodrigo Balcas mencionó que «las heladas fueron muy fuertes. Hace 30 años que no se ve una helada como la que sufrimos y las pérdidas en frutillas fueron muy fuertes». La helada también dañó hortalizas como tomate, pimiento y zapallito en Lules, dejando a los productores en una situación crítica.
El impacto de las heladas ya se refleja en los precios de algunos productos en las verdulerías de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El tomate, que se cultiva en el norte del país, ha visto un aumento significativo en su precio, llegando a alrededor de $8.000 por kilo, cuando normalmente se encuentra por debajo de los $2.500.
Mariano Winograd, productor frutihortícola y experto en consumo de frutas y verduras, explicó que «el tomate en este momento no proviene del cinturón hortícola de La Plata, sino que viene del norte y de Corrientes».
El evento climático extremo ha llevado a reflexionar sobre lo inevitable del daño y la necesidad de incorporar más tecnología en la agricultura. Winograd destacó que «las heladas no siempre implican una pérdida productiva. Creo que habría que discutir la incorporación de tecnología. En Argentina es muy precario lo instalado para la protección de las hortalizas en el invierno, muy diferente a lo que por ejemplo se puede ver en Paraguay».
En el futuro inmediato, la esperanza es que no se repitan heladas prolongadas y que las lluvias regresen para mitigar el daño en los cultivos. La menor producción podría tener un impacto considerable en los precios, lo que preocupa a la población en un momento en que el consumo de bienes alimenticios ha disminuido drásticamente.
Mientras tanto, los aumentos de precios ya se han visto en productos específicos, aunque se espera que las verdulerías no puedan subir los precios demasiado debido a la crisis económica que afecta los bolsillos de los consumidores.