El licenciado Emiliano Arona, biólogo del CONICET, alertó sobre la expansión crítica de esta especie exótica invasora, explicó que un estudio hecho sobre 40.000 hectáreas se relevaron 200 perros. Aclaró que hay herramientas legales para su control pero que no se aplican.
Una amenaza que se expande
El biólogo Emiliano Arona, investigador del CONICET, encendió la alarma por el impacto devastador de los perros asilvestrados en Tierra del Fuego. A partir de un monitoreo con cámaras trampa iniciado en 2021 sobre un área de 40.000 hectáreas, el especialista identificó más de 200 ejemplares —incluidos cachorros—, un registro que sugiere una población mucho mayor.
“Este problema lleva ya varias décadas. Quizás lo sufren más en el área ganadera, pero también la fauna local viene padeciendo hace muchísimo tiempo”, explicó en diálogo con FM Master’s
Daños económicos y culturales
El avance de las manadas obligó a varias estancias a abandonar la producción ovina y reorientarse al turismo u otras actividades.
“La producción ovina, que es parte de la cultura de nuestra provincia y de la economía, tuvo que caer por los ataques de los perros”, lamentó Arona.
El biólogo detalló que estos animales actúan en grupos de hasta quince y que su instinto de caza está desvinculado de la alimentación: “Tienen la capacidad de matar decenas de ovejas y no consumirlas. Matan a un guanaco y lo dejan”
Impacto sobre la fauna nativa
El problema trasciende al ganado. Las cámaras registraron numerosos ataques a guanacos y una drástica reducción de especies endémicas, como el zorro colorado, prácticamente ausente en los últimos relevamientos.
Arona definió a los perros asilvestrados como un “predador torpe” en un ecosistema sin reguladores naturales, ya que en la provincia no hay pumas.
Una ley que no se cumple
En 2017, la Legislatura sancionó una norma que declaró al perro asilvestrado especie exótica invasora y habilitó su control. Sin embargo, el especialista fue contundente:
“Lamentablemente desde ese momento hasta ahora nunca ocurrió nada, al menos en el campo. Los perros todavía no se enteraron de que se está haciendo algo”.
Arona criticó la lentitud del comité de seguimiento, limitado a diagnósticos urbanos, mientras la raíz del conflicto —según explicó— está en las ciudades: “Son una fábrica de perros que alimentan todo este problema”, advirtió, mencionando la cantidad de canes sueltos en Ushuaia, Tolhuin y Río Grande.