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28 de marzo de 2025

«Pensé que me había comido»

Adrián Simancas navegaba junto a su padre cuando el cetáceo lo arrastró dentro de su boca y lo devolvió al mar en segundos. “Pensé que me había comido”, relató el joven, cuyo increíble encuentro quedó registrado en video.

El kayakista Adrián Simancas vivió una experiencia inusual y aterradora en las frías aguas del sur de Chile cuando una ballena jorobada lo engulló momentáneamente junto con su pequeña embarcación. «Pensé que me había comido», relató el joven venezolano de 24 años al medio chileno TVN, recordando el instante en que el cetáceo emergió desde las profundidades con sus fauces abiertas.

El incidente ocurrió en la Bahía El Águila, cerca del Faro San Isidro, cuando Simancas navegaba en un packraft junto a su padre, Dell, un anestesista de 49 años que reside en Chile. Mientras surcaban el mar agitado, la ballena irrumpió de manera inesperada, arrastrando al joven y su bote dentro de su boca antes de devolverlo al agua en cuestión de segundos. «Siento algo entre azul y blanco que me pasa cerca de la cara y está como por un lado y por encima… No entendía qué estaba pasando y entonces me hundo», describió Adrián sobre el sobrecogedor momento.

El episodio fue registrado en video por su padre, quien captó la escena desde su propia embarcación. En las imágenes se observa cómo la ballena genera una gran perturbación en el agua antes de que Adrián desaparezca repentinamente. «No vi a Adrián por tres segundos y me asusté. Cuando volteo no veo nada, no veo a Adrián. Ese fue el único momento de susto realmente que tuve, porque no lo vi como por tres segundos. Y de repente sale así como disparado», explicó Dell Simancas sobre el momento de tensión.

Pese a la impresionante escena, el joven salió ileso y logró regresar a la superficie sin heridas ni lesiones. «Fue una experiencia increíble y aterradora a la vez«, comentó su padre tras el suceso. La filmación pronto se volvió viral en redes sociales, donde numerosos usuarios la compararon con escenas de ficción y expresaron su asombro ante la magnitud del encuentro.

De acuerdo con expertos citados por National Geographic, la garganta de una ballena jorobada es demasiado estrecha como para tragarse a un ser humano. Sin embargo, estos mamíferos marinos se alimentan filtrando grandes cantidades de peces y plancton con la boca abierta, por lo que pueden atrapar accidentalmente a objetos o seres vivos que se encuentren en su camino. En tales casos, suelen expulsarlos de vuelta al mar sin causarles daño.

El fenómeno, aunque extremadamente raro, no es inédito. Se han registrado incidentes similares en distintas partes del mundo, con buzos o pescadores que han sido brevemente engullidos por ballenas en procesos de alimentación. La explicación radica en la dinámica de su caza, basada en la captura de grandes volúmenes de agua y presas en una sola bocanada.

Pese al susto, los Simancas no han dejado que el episodio frene su espíritu aventurero. Tanto Adrián como su padre afirmaron que continuarán explorando en futuras expediciones, aunque con mayor precaución. «Ahora seremos más cuidadosos y mantendremos una distancia mayor con los cetáceos», aseguraron.

El insólito encuentro en aguas australes ha generado un renovado interés en la interacción entre humanos y ballenas, subrayando la importancia de respetar los hábitats naturales de estas especies. Mientras tanto, Adrián Simancas guarda el recuerdo de una experiencia que, aunque fugaz, lo llevó a vivir un instante entre la realidad y la fantasía.

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