La UTA paralizará el transporte el 6 de mayo, y la UOM hará lo propio en la industria metalúrgica el 7. Ambos sindicatos reclaman mejoras salariales ante ofertas que consideran insuficientes en un contexto inflacionario.
El país se prepara para una semana de fuerte tensión laboral tras el anuncio de dos paros nacionales consecutivos que afectarán sectores clave de la economía: el transporte y la industria metalúrgica. La Unión Tranviarios Automotor (UTA) confirmó un cese de actividades para el martes 6 de mayo, mientras que la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) hará lo propio el miércoles 7, en ambos casos por 24 horas. Las medidas, respaldadas por masivas asambleas, responden al fracaso de las negociaciones paritarias y marcan el inicio de planes de lucha escalonados.
El conflicto en el transporte público será el primero en activarse, con más de 300 líneas de colectivos interrumpidas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde se movilizan diariamente unos 9 millones de pasajeros. La UTA, liderada por Roberto Fernández, denunció la «vergonzosa» propuesta salarial de las cámaras empresariales, que ofrecieron un aumento inferior al 6% distribuido en cinco meses, complementado con sumas no remunerativas. «No toleraremos esta farsa», advirtió el gremio en un comunicado, culpando al Estado por su «inacción» ante la crisis del sector.
Aunque una audiencia de conciliación convocada para este lunes 5 podría evitar la medida, fuentes sindicales consideran improbable un acuerdo de última hora. «Habrá paro, seguramente», anticiparon. De concretarse, sería el primero desde que finalizó la conciliación obligatoria decretada por el gobierno nacional, tensionando aún más la relación entre el sindicalismo y la administración de Javier Milei.
Estrategia escalonada
Mientras tanto, la UOM, bajo la conducción de Abel Furlán, optó por una estrategia de protesta gradual. El paro del 7 de mayo en plantas siderúrgicas y metalúrgicas -que incluirá gigantes como Ternium, Acindar y Tenaris- será el primero de seis medidas planificadas, seguidas por cortes de 48 y 72 horas en fechas por definir. El reclamo central apunta a la convocatoria a «paritarias libres» y al rechazo de políticas que califican como «antiindustriales».
El sindicato metalúrgico rechazó una oferta del 2% de aumento para abril y 1% para mayo y junio, considerándola irrisoria frente a la inflación. «El ajuste no puede ser solo para los trabajadores», señalaron delegados tras el Congreso Nacional en Mar del Plata, donde se ratificó el plan de acción. Las asambleas en fábricas y las movilizaciones en polos industriales como San Nicolás y Campana replicarán el esquema de protestas de 2024, que logró paralizar el sector.
Impacto y respuesta
Los paros coinciden en un escenario de enfrenamiento entre el oficialismo y los gremios. Mientras la UTA acusa al Gobierno de «lavarse las manos» ante el colapso del transporte, la UOM insiste en que las restricciones a las negociaciones colectivas profundizan la recesión. Analistas anticipan que las medidas podrían costar millones en pérdidas, especialmente en la cadena industrial, donde los turnos continuos son vitales.
Desde el Ministerio de Trabajo no hubo declaraciones oficiales, aunque fuertes del Palacio de Hacienda reiteraron su postura de no intervenir en paritarias privadas. La semana próxima, con el AMBA potencialmente colapsado y las fábricas detenidas, la presión sobre el Ejecutivo podría intensificarse. Para los sindicatos, es apenas el comienzo: «Los trabajadores saldremos a defender lo que nos corresponde», cerró la UTA. La UOM, por su parte, ya prepara nuevas acciones.