Un proyecto vitivinícola pionero inicia su plantación en Punta Paraná, buscando capturar en el vino el sabor único de la Tierra del Fuego, su muy particular clima y el mar fueguino.
En el extremo austral del país, donde el paisaje se inclina hacia la Antártida, se gesta un proyecto vitivinícola pionero que promete traducir el carácter único de Tierra del Fuego en un vino.
Felipe Menéndez, vitivinicultor con una larga tradición familiar, lidera esta iniciativa en Punta Paraná, una hazaña que culminará con la plantación de las primeras vides el próximo 18 de diciembre.
“Es un proyecto que para nosotros ya lleva por lo menos ocho años de análisis, trabajo, investigación y recabar información”, explicó Menéndez en FM Master’s.
La elección del sitio no fue azarosa. “Llegamos a la conclusión de que junto al mar hay una oportunidad mayor de supervivencia para las plantas y de desarrollo, porque el mar atempera y hay una condición de suelo sumamente atractiva con la turba, que es mineral”.
El enfoque de Menéndez se centra en la búsqueda de terruños excepcionales. “Lo que importa es el origen que le da vida a esa fruta, el suelo y toda la condición climática y natural que rodea a ese suelo”, detalló.
Esta filosofía lo impulsa a explorar lugares donde la naturaleza esconde sus secretos. “Somos buscadores de terruño. Como los buscadores de oro buscaban oro en la naturaleza, nosotros buscamos estos lugares que la naturaleza esconde porque no son obvios a la vista”.
El lugar específico en Punta Paraná reúne condiciones únicas: una ladera norte con seis grados de pendiente, influencia marina, frío extremo y un suelo con turba y piedra. “¿Qué sabor va a producir esto? No lo sabemos, pero la combinación nos resulta a nosotros muy estimulante”, admitió con expectativa.
El proyecto comenzará con 600 plantas de Pinot Noir, Sauvignon Blanc y Chardonnay, variedades de ciclo corto seleccionadas para el clima frío.
Menéndez es consciente de los desafíos y ve este inicio como el primer paso de un camino largo. “Tierra del Fuego nos va a quemar los libros de Río Negro, cada lugar escribe su propia verdad”.
Su visión, sin embargo, es clara y emotiva. “Mi corazón es fueguino a más no poder, nosotros tenemos mucho amor por estas tierras”. Visualiza un futuro donde el vino fueguino sea un atractivo único, y lo describe con especial apasionamiento: “Transportémonos a una imagen de invierno, paisaje nevado, el canal, el silencio. Y una persona, un turista parado frente a esa imagen con una copa en la mano del viñedo que está ahí. Ese vino, todo va a ser delicioso”.
Con una plantación inicial en Punta Paraná, este emprendimiento busca no solo crear vinos de altísima calidad, sino también diversificar la matriz productiva y turística de la provincia.


