El abogado reflexionó sobre casos donde menores son presionados para acusar erróneamente a sus padres, tras un resonante video de un joven que desmintió su testimonio de infancia. Las complejidades judiciales y las secuelas emocionales en debate. La mayoría de las denuncias de abuso son reales pero las denuncias falsas existen. El ejemplo de dos casos de Ushuaia.
La reciente difusión de un video en el que un joven admitió haber sido manipulado durante su infancia para falsamente acusar a su padre de abuso sexual reabrió un debate sobre los mecanismos judiciales y las consecuencias de estas situaciones. El caso, que conmocionó a nivel nacional, refleja un fenómeno excepcional pero devastador: el uso de menores como instrumentos en conflictos adultos.
Raúl Paderne, abogado con amplia trayectoria en Tierra del Fuego, aportó su perspectiva en una entrevista con FM Master’s, donde analizó dos casos similares en la provincia y advirtió sobre los desafíos del sistema.
«Son temas desgarradores», definió Paderne al referirse a los expedientes que le tocó abordar. Uno culminó en juicio oral, donde se demostró que la acusación era «una falacia de la denunciante, con extremos increíbles». El otro, archivado en la etapa instructiva, involucraba a una madre que «descaradamente» instigó a su hija a mentir. «La protección del niño no puede confundirse con la manipulación de un progenitor», subrayó.
El profesional destacó la vulnerabilidad de los menores como eje del problema: «Un niño tiene esa condición de ser manipulable. Quienes operamos en el sistema -jueces, fiscales, peritos- debemos actuar con perspicacia». Reconoció, no obstante, la rareza de estos escenarios: en tres décadas de carrera, solo enfrentó dos casos. Sin embargo, sus repercusiones son profundas. «Aún con una sentencia absolutoria, las secuelas persisten. La justicia familiar no siempre puede reparar el daño en el entorno del menor», explicó.
Uno de los dilemas centrales es la detección de las mentiras. Paderne relató cómo, en uno de los casos, la falsedad se reveló recién en el juicio oral, gracias a la pericia de un profesional que desarticuló «el manejo de herramientas del sistema por parte de la denunciante». Pero el costo emocional es irreversible: «Los chicos crecen y, al desarrollar su intelecto, a veces comprenden la manipulación. Hasta entonces, es complejísimo».
Respecto a las consecuencias legales para quienes fabrican acusaciones, el abogado señaló que «las herramientas penales y civiles existen», aunque su aplicación depende de la iniciativa de las víctimas. «El primer sentimiento es de alivio tras la absolución; luego, cada uno decide cómo proceder», comentó, en alusión a las demandas por daños.
Raúl Paderne cerró con una reflexión sobre el impacto social: «En comunidades pequeñas como la nuestra, el estigma es mayor. Las verdaderas víctimas son los niños, cuya realidad queda distorsionada». El caso nacional, concluyó, expone una herida que trasciende lo legal: «Es una llamada a extremar el rigor en la protección infantil, sin caer en la desconfianza hacia las denuncias legítimas».
Ushuaia y el caso local que llegó juicio oral tras 10 años
Uno de los casos más traumáticos a nivel local tuvo su punto máximo en el 2022, año en que se demostró la inocencia de un padre acusado falsamente de abusar de su hija, cuando esta tenía dos años y medio.
El hombre fue acusado y la causa elevada a juicio, donde se demostró que las acusaciones de su ex mujer eran falsas.
Más de 10 años después y a pesar de la absolución del hombre, la manipulación por parte de la madre determinó que aún la revinculación no haya podido avanzar.
En su momento, Paderne – abogado del padre falsamente acusado- detalló que “la madre y después agregado el hombre entonces pareja de la madre, hicieron de la causa una gesta personal con falsedades alarmantes. Cada una de esas falsedades, tenían un motivo espurio que era evitar el contacto de mi cliente con su hija. Cada una de esas falsedades fueron cayendo en las instancias procesales primarias de la causa, primero una falta de mérito anulada por la Cámara de Apelaciones de Río Grande en su momento, se volvió a dictar falta de mérito y volvíamos siempre con una insistencia de la Cámara de Apelaciones en materia penal para volver a investigar”. Pese incluso al cambio de jueces y a la extensión en el tiempo del proceso, todo concluyó en el punto en que el fiscal de la causa no efectuó acusación.
“Durante el juicio fue muy evidente todo el armado y la falsedad, hasta agraviante, no solo por lo que le dicen al padre, sino en la forma, realmente muy bajo, además de falaz, bajo” calificó el proceso.
Finalmente llegó la sentencia del Tribunal oral absolutoria, lo que motivó una presentación por los derechos de la menor vulnerados