Un ingeniero agrónomo salteño arraigado en Tierra del Fuego destacó la pasión de los productores fueguinos y los esfuerzos colaborativos para superar los desafíos logísticos y climáticos en el fin del mundo.
Iván Abraham, un ingeniero agrónomo originario de Salta, arribó a Tierra del Fuego hace casi nueve años, un lugar que lo cautivó inmediatamente, según relató en FM Master’s: “Me enamoré de la isla, me cautivó de norte a sur, la estepa, el bosque, el ecotono fueguino. Me enamoraron y dije, ‘quiero tener mi experiencia de vida en Tierra del Fuego’”.
Su vínculo con los productores locales es profundo: “La relación que uno puede tener con ellos es la de un amigo. Se disfruta mucho el trabajo codo a codo con ellos; cuando abren su chacra, abren su casa, su hogar, abren todo lo que tienen y lo brindan a uno como asesor técnico, se siente más parte de su familia”.
Abraham destacó esa resiliencia y dedicación que aprecia en estos actores: “Son muy resilientes, ponen un empuje, un esfuerzo bárbaro, muchos de ellos ya están jubilados y se dedican a la producción por pasión, les encanta, es un trabajo que es más allá de un hobby, dedican su vida a esto”.
Hizo alusión también al alto costo de los insumos que representa un obstáculo significativo: “En la isla nos cuesta conseguirlos porque son caros, porque tienen que tratarse con proveedores del norte, y el transporte hasta acá es lo que se encarece más aún el producto”. Frente a esto, explicó que la solución es colaborativa: “Nos juntamos entre varios productores, tratamos de hacer las compras conjuntas, entonces por cantidad ahorramos en el flete, al tratar de absorber entre todos el costo del transporte”.
Actualmente, desde la Secretaría de Desarrollo Productivo, Abraham también participa en un proyecto de bioinsumos de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego. “Los bioinsumos hoy en día están muy necesitados porque vemos la necesidad de un cambio en las formas de producir”, afirmó.
Subrayó la importancia de adaptarlos al contexto local: “Muchas veces esos bioinsumos son generados para las condiciones climáticas de la mayor parte del suelo argentino. Y nosotros acá tenemos otras condiciones que son limitantes, como el frío, las bajas temperaturas o la falta de un periodo libre de heladas”.
Respecto al circuito comercial, lo definió como incipiente. “Muchas de las producciones se venden a los restaurantes. Eso es lo que queremos desarrollar, que está faltando la producción en rendimientos como para abastecer todo el mercado interno”, finalizó el ingeniero Iván Abraham.


