Por Desiré Salvador – El cambio climático es el principal desafío ambiental que está enfrentando la humanidad. En los últimos años, todas las acciones del sector privado y público han tomado este tema y se encuentran diseñando acciones para lograr que la temperatura global no supere los 1,5 º C de calentamiento.
Ante este contexto, Tierra del Fuego tiene una ventaja única, siendo una de las pocas zonas del mundo que se mantiene prístina, sin alteración del ser humano y con una gran capacidad para combatir el cambio climático, a través de las turberas.
En esta oportunidad, desde Tiempo Fueguino, entrevistamos a Daniel Blanco, Director Ejecutivo de Fundación Humedales/Wetlands International, una organización global sin fines de lucro dedicada a la conservación y restauración de humedales.
“Las turberas son ecosistemas con amplia distribución global que constituyen más del 50% de los humedales del mundo”, comienza explicando Blanco. En Argentina, la mayoría de la población desconoce qué es una turbera, y más aún sus funciones ambientales. “Son relevantes en la composición del paisaje del extremo más austral de Sudamérica. Sin embargo, la población local, inmigrante desde otras latitudes, no evidencia una adecuada valoración de las turberas”, agrega.
El sistema educativo menciona a la turba como combustible, siendo raras la menciones como ecosistemas y humedales relevantes por los servicios ambientales que prestan y en la regulación del cambio climático. Pero, más allá de los valores que resultan del uso de turberas para actividades productivas, propios de la extracción de la turba y sus aplicaciones o de prácticas agrícola-ganaderas, sus principales funciones son la mitigación del cambio climático global y del control del clima local; mitigación de las crecidas, aporte de agua en las sequías y brindar agua de calidad; control de la erosión y sostén de la biodiversidad.
Con respecto al trabajo de Wetlands International/Fundación Humedales, en 2002 y 2003 realizaron un inventario de las turberas patagónicas: hacia su uso racional y conservación de la biodiversidad. “Fue la primera publicación técnica sobre turberas patagónicas publicada, ampliamente distribuida y utilizada como documento de referencia por muchas universidades y agencias técnicas”, detalla Blanco.
Luego, entre 2007 y 2010 desarrollaron una estrategia para el uso racional de las Turberas de Tierra del Fuego, que ha sido adoptada por la provincia como política propia y se ha implementado en alrededor del 70%.
“La propuesta de «Estrategia para el uso racional de las Turberas de Tierra del Fuego» tuvo por objetivo acompañar a la provincia en la definición de lineamientos estratégicos para la conservación y uso racional de las turberas. Fue completada y presentada a la provincia en el año 2008 y desde entonces ha sido implementada como política local”.
Siguiendo en 2010, ese año también realizaron una publicación técnica con evidencias clave sobre cómo las turberas de Tierra del Fuego contribuyen a la mitigación y adaptación al cambio climático: Las turberas de Tierra del Fuego y el cambio climático global.
En 2016, con el apoyo de Fundación Vida Silvestre y Coca-Cola, trabajaron en la restauración de la turbera de la reserva del Río Valdez para proteger las cuencas hidrográficas. Sobre esto, Blanco cuenta que: “Fue la primera experiencia en Argentina para restaurar las condiciones hidrológicas de una turbera degradada y abandonada tras el cese de la extracción de turba. El proyecto contribuyó a desarrollar metodologías y tecnologías de restauración hidrológica replicables en otras turberas degradadas”.
Entonces, ¿Cómo las turberas contribuyen a frenar el cambio climático? “Las turberas del mundo cubren 4 millones de km2, el 3% de la superficie continental e insular global. Albergan 1/3 del carbono existente en el suelo y el 10% del agua dulce disponible. Además de ser reservorios, secuestran CO2 atmosférico y regulan el drenaje, tienen buena resiliencia a cambios ambientales naturales”, pero advierte que son muy sensibles a la actividad humana.
Por otra parte, el cambio climático también implica cambios en la disponibilidad de agua dulce y de las consecuencias de las grandes tormentas e inundaciones. Por lo tanto, en este punto se relaciona turberas y cambio climático, tanto en materia de mitigación como en adaptación. “Esencialmente, las turberas reducen los picos de crecidas, aportan a los sistemas de escurrimiento cuando el agua es escasa, depuran el agua superficial o subterránea que ingresa, mejorando la calidad de la descarga y brindan protección de la erosión hídrica”, detalla el experto.
Por último, consultado sobre cómo los vecinos y habitantes de Tierra del Fuego pueden proteger estos ecosistemas, Daniel Blanco brinda las siguientes ideas:
- Reconocer la importancia de las turberas por los múltiples servicios ecosistémicos que brindan a la población de Tierra del Fuego
- Conservar las turberas en su estado natural, disfrutando de su belleza y colores
- No drenar ni secar las turberas ni construir sobre las mismas
- No tirar basura
Fotos de Rodolfo Iturraspe.