Miguel “Tano” Santucho y Daniel Santucho Navajas, dos hermanos que fueron víctimas del secuestro y desaparición forzada de su madre, Cristina Navajas, durante la última dictadura militar, compartieron en una entrevista con FM Master’s sus impactantes relatos de búsqueda de identidad y reencuentro con sus raíces.
“Tano” Santucho, quien había vivido en el exilio en Italia desde temprana edad, recordó cómo se enteró por primera vez de la posibilidad de tener un hermano desaparecido. «Yo sé de la posible existencia de mi hermano desde que tenía 10 años, desde la primera vez que vine a Argentina. Yo estaba exiliado en Italia y vine a visitar a mi abuela, ella me llevó a las Abuelas de Plaza de Mayo, a conocer a ‘las chicas’, como las llamaba ella». En ese momento, mientras examinaba un librito, encontró una foto que decía «nene o nena nacido en cautiverio entre enero y febrero del 77». Esta revelación marcó el inicio de su búsqueda por la verdad sobre su hermano o hermana desaparecido/a.
Para Daniel, su camino hacia la búsqueda de identidad comenzó con dudas persistentes que lo atormentaron durante años. «Yo decidí buscar mi identidad por una necesidad de saber quién era, una necesidad de darle la verdad a mis hijas». Las sospechas sobre su origen surgieron después de la muerte de quien él creía que era su madre y fueron compartidas por una hermana de crianza que lo alentó a buscar respuestas.
Daniel había crecido con la creencia de que sus padres eran quienes lo habían criado, pero a medida que pasaba el tiempo, las dudas continuaban acosándolo. Extrañas coincidencias, como haber nacido el 24 de marzo, fecha del golpe militar en Argentina, aumentaron sus sospechas de que su apropiador no era su padre biológico.
Comenzó a cuestionar la historia que le habían contado, y aunque su apropiador negó inicialmente cualquier irregularidad, la verdad estaba destinada a revelarse. «Un día me dice que lo que pasó es que se había separado de quien yo creía mi mamá, que ella se había ido con otro hombre y tres años después volvió con un bebé y que él se hizo cargo», recordó. Las contradicciones en las palabras de su apropiador y su falta de credibilidad lo llevaron a buscar respuestas fuera de su entorno más cercano.
Ambos hermanos, gracias a la incansable labor de Abuelas de Plaza de Mayo, finalmente pudieron encontrar su verdadera identidad y confirmar sus vínculos familiares a través de pruebas de ADN.
Estas historias personales destacan la valentía y la resiliencia de los nietos recuperados y resaltan la importancia de la labor de Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda de identidad de quienes fueron víctimas del terrorismo de Estado en Argentina.
Las historias de los hermanos Santucho son un testimonio conmovedor de cómo la determinación y el trabajo incansable de Abuelas de Plaza de Mayo han permitido reunir a familias y devolver identidades, incluso décadas después de los eventos tan traumáticos.