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Río Grande
30 de julio de 2025

La gente espera más del gobierno

Dos encuestas nacionales difundidas en julio por las consultoras Zuban Córdoba y Analogías coinciden en una conclusión contundente: el control de la inflación no alcanza para sostener el respaldo ciudadano. El Gobierno de Javier Milei atraviesa una caída sostenida de imagen y enfrenta un clima social marcado por el desencanto, la frustración y la falta de expectativas.

La economía no lo es todo

Aunque el oficialismo sigue poniendo el eje en la desaceleración de la inflación, la ciudadanía parece haber corrido el eje del debate. Según el relevamiento de Zuban Córdoba, el 52,8% de los argentinos votaría en las elecciones de octubre para castigar al Gobierno, frente a un 38,3% que lo haría para premiarlo. La razón más citada por los votantes críticos no es la inflación, sino la destrucción del Estado y la crueldad de las políticas públicas.

Lo confirma también el estudio de Analogías: el 50,3% considera que el sacrificio de estos meses no está resolviendo los problemas estructurales del país, y apenas un 33,6% cree lo contrario. A esto se suma un dato clave: el 48% de los encuestados afirma que su situación financiera personal empeoró en las últimas semanas.

Una sociedad que pide más que números

El problema ya no es solo económico, es emocional y político. La encuesta de Zuban Córdoba revela que el 66% considera “violenta” la forma en que se comunica el Presidente, y el 73% directamente rechaza su estilo. Aunque parte del electorado lo percibe como “genuino”, las formas importan y pesan.

La desaprobación a la gestión alcanza el 56,8%, y la imagen positiva de Milei cayó 4 puntos en un solo mes, según Analogías. En paralelo, crece la porción de la población que no se identifica con ningún espacio, ni oficialista ni opositor: un síntoma de la crisis de representación que atraviesa a todo el sistema político.

Expectativas que no despegan

Más allá del discurso oficial, las expectativas personales están estancadas. Solo un 27% cree que su situación mejorará el año que viene, y casi el 40% teme que empeore aún más. La narrativa del “sacrificio necesario” empieza a chocar con la realidad cotidiana de millones de personas que no ven mejoras concretas en sus ingresos, empleo o calidad de vida.

El ajuste ya no convence como única respuesta, y muchos comienzan a preguntarse si el rumbo elegido tiene final feliz o es solo una promesa vacía.

Conclusión: gobernar es más que achicar

La inflación puede ser una variable económica, pero la legitimidad se construye con bienestar, justicia social y liderazgo empático. En ese sentido, lo que revelan ambas encuestas es que la gente espera más: espera cercanía, respeto, soluciones reales y no solo gráficos con índices a la baja.

El desafío del Gobierno ya no es demostrar que puede bajar la inflación. Es demostrar que puede gobernar para todos.

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