El enfrentamiento entre conductores en Aeroparque expuso la falta de regulación en torno a las aplicaciones de movilidad. En Tierra del Fuego, donde el tema aún no se debate en profundidad, crece la necesidad de definir un modelo de transporte que combine tecnología, empleo y empatía.
La pelea entre taxistas y conductores de plataformas digitales registrada esta semana en las inmediaciones del Aeroparque Jorge Newbery volvió a poner sobre la mesa un conflicto que se replica en distintas partes del país. Detrás de los golpes y gritos, hay una discusión más profunda: la falta de reglas claras que definan cómo deben convivir los servicios tradicionales con las nuevas formas de transporte.
El episodio, que se viralizó rápidamente, reflejó tensiones que también están presentes en Tierra del Fuego, especialmente en Río Grande. En la provincia, la presencia de conductores que utilizan aplicaciones como Uber o Cabify para ofrecer traslados ha crecido, aunque sin un marco normativo que regule su actividad.
Ni los taxistas ni los choferes de plataformas tienen certezas sobre qué derechos los amparan o qué obligaciones deben cumplir. Mientras tanto, muchos fueguinos encuentran en estas herramientas su única fuente de ingreso, en un contexto económico complejo. Para ellos, la movilidad se ha convertido en una herramienta de trabajo más que en un servicio accesorio.
La falta de debate legislativo es evidente. Ni el Concejo Deliberante de Río Grande ni la Legislatura provincial han avanzado en una discusión que contemple las transformaciones del mundo laboral y tecnológico. La cuestión no se limita a decidir si Uber puede o no operar, sino a definir qué modelo de transporte se busca para las ciudades fueguinas, garantizando competencia leal, seguridad y oportunidades de trabajo.
Expertos en movilidad sostienen que el desafío pasa por aggiornar las normativas a la realidad actual, sin desconocer las necesidades de quienes trabajan en el sector. “Proteger las fuentes de empleo no debe implicar cerrar la puerta al cambio”, remarcan, al tiempo que señalan que la convivencia entre sistemas solo es posible con diálogo y planificación.
La violencia, como la registrada en Aeroparque, no puede ser la salida. En Tierra del Fuego, el debate pendiente es una oportunidad para anticiparse a conflictos similares. Con empatía, regulación y visión de futuro, la provincia podría avanzar hacia un modelo de movilidad que combine innovación con justicia laboral.