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Río Grande
30 de octubre de 2025

La actualización de prestaciones queda lejos del reclamo del sector

La representante del colectivo describió el descontento por la actualización del 35% en los nomencladores nacionales, que consideró insuficiente. Relató el colapso del sistema de apoyo, el impacto en las familias y la crítica situación en instituciones educativas y terapéuticas.

María José Pazos, presidenta de la Cooperadora de la Escuela Kayu Chenén, manifestó una profunda indignación ante el aumento del 35% en los nomencladores nacionales de prestaciones básicas para discapacidad, anunciado por el Gobierno Nacional. Tras casi dos años sin actualizaciones, calificó la medida como insuficiente. “Realmente ni siquiera es una reparación de todo el daño que vienen haciendo, básicamente”, afirmó en FM Master’s.

Al ser consultada sobre si este incremento se equipara con lo estipulado por la ley de emergencia, respondió: “No, claramente. No porque la ley estipulaba por lo menos que se equiparara con la inflación desde el último aumento de nomenclador a la fecha y no dan los números, ni siquiera con los números que sabemos que no son reales”.

Detalló el impacto concreto en los prestadores: “Realmente no podría ningún profesional de los acompañantes terapéuticos, de los terapistas ocupacionales, los kinesiólogos, los fonoaudiólogos, las maestras acompañantes, hoy con ese dinero por lo general son asociaciones civiles o fundaciones que no llegan a pagar ni siquiera los gastos corrientes, luz, gas, agua, alimentos, no llegan los alimentos a los talleres protegidos, a los hogares de día. Esa es la situación, es muy grave”.

Pazos amplió la crítica al describir el deterioro sistémico y su efecto en las familias. “No queremos estar manifestándonos, ingresando de manera intempestiva a edificios públicos. Pero la verdad es que no nos queda otra porque sin los espacios terapéuticos se deteriora la calidad de vida, no solamente de la persona con discapacidad, se deteriora la calidad de vida de toda la familia”, explicó. Y agregó: “Estamos en un nivel de agotamiento físico, mental, emocional, que estamos viendo cómo impacta en la vida de las familias porque vemos a madres, padres o hasta hermanos, agotados, pasados de estrés”.

Para ilustrar la gravedad de la situación, se refirió a la realidad de la Escuela Kayu Chenén. “Las realidades que vemos todos los días, las situaciones que están ocurriendo en la escuela donde escasean los artículos de limpieza, no está llegando proteína a la mesa del comedor, llega cada 15 días pollo o cada 15 días carne”.

Relató que, para muchos estudiantes, la comida de la escuela es la principal. “¿Por qué están comiendo guiso de fideos o arroz con verduras, con vegetales? Por más que la gente que trabaja en el comedor de la escuela tenga la mejor intención. Si no le llevan los insumos, si no tienen la materia prima, no hay forma de llevarle un alimento completo al día a esos pibes. De eso estamos hablando. Es durísimo”.

Finalmente, alertó sobre la drástica reducción de días de clase: “Nos pasaron en el calendario de actividades de noviembre y los pibes van a tener 11 días de clases. Si es que no hay paro, si es que no hay desobligación”.

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