4.1 C
Río Grande
18 de septiembre de 2024

Eva Perón: «Entregan al pueblo de su patria con la misma tranquilidad con que han vendido el país y sus conciencias»

«Si este pueblo me pidiese la vida, se la daría cantando, porque la felicidad de un solo descamisado vale más que toda mi vida», dijo Eva Perón en su discurso del Día de la Lealtad, el 17 de octubre de 1951.

Dos años antes, Eva había sido diagnosticada erróneamente con un cuadro de apendicitis aguda y fue operada por una de las glorias de la cirugía de aquel momento, el médico Oscar Ivanisevich, quien se encontró con un apéndice quirúrgicamente sano.

Algunos historiadores señalan que el profesional médico habría encontrado en esa operación un tumor en el cuello uterino y recomendó su extirpación, pero Eva se habría negado rotundamente. Hasta que el cáncer avanzó, las pérdidas sanguíneas se volvieron más frecuentes y el adelgazamiento era muy notable. Por lo tanto, la cirugía no pudo ser pospuesta más.

En su discurso de 1951 Eva ya estaba visiblemente demacrada. Sin embargo conservaba su característico temple combativo y cariñoso con la multitud que la fue a escuchar a la plaza: “Yo no valgo por lo que hice, yo no valgo por lo que he renunciado; yo no valgo ni por lo que soy ni por lo que tengo. Yo tengo una sola cosa que vale, la tengo en mi corazón, me quema en el alma, me duele en mi carne y arde en mis nervios. Es el amor por este pueblo y por Perón”, decía Eva y provocaba ovaciones. Dicen que en esos momentos pesaba 36 kilos.

El 4 de noviembre de ese año entró nuevamente al quirófano. Según algunos historiadores, a Eva no se le comunicó jamás que había sido operada por un médico norteamericano, el Dr. George Pack, lo que tampoco trascendió a la prensa. Sabido es el sentimiento antinorteamericano que existía en la época. Luego, Pack regresó a Estados Unidos en secreto como había llegado y el tratamiento continuó con radiaciones, hasta el 31 de Diciembre de 1951.

Aun gravemente enferma, votó desde su cama en las elecciones de 1951 y acompañó a Perón en la ceremonia de asunción, período que no llegaría a cumplir por el golpe militar de 1955 que dejó cientos de muertos y heridos.

Pero el 1 de Mayo de 1952 pronunció su último discurso en medio de una crisis febril que llegó a los 40 grados y una debilidad tal que solamente podía mantenerse en pie sostenida de la cintura por el propio Perón.

Aquel día fue la última vez que su pueblo pudo escucharla decir que “nosotros no nos vamos a dejar aplastar jamás por la bota oligárquica y traidora de los vendepatrias que han explotado a la clase trabajadora, porque nosotros no nos vamos a dejar explotar jamás por los que, vendidos por cuatro monedas, sirven a sus amos de las metrópolis extranjeras; entregan al pueblo de su patria con la misma tranquilidad con que han vendido el país y sus conciencias”.

Tenía apenas treinta y tres años, y el 26 de julio de 1952 se anunciaba su muerte. Ese día, mientras sus enemigos de siempre escribían en las paredes “Viva el cáncer”, nacía un mito nacional y popular. Pasaba a la inmortalidad la primera mujer que nos mostró la diferencia entre decir Yo y sentir Nosotros.

 

 

Compartir

También podés leer

En octubre empieza la repavimentación en el centro

La secretaria de Planificación e Inversión Pública de Ushuaia,...

Con Kiki Vaporaki, Argentina se mide con Afganistán

Este miércoles, desde las 12, el combinado nacional se...

Martín Perez recorrió la obra del centro de día municipal

El intendente Martín Perez recorrió, junto a la secretaria...

Sciurano presentó proyecto para la conservación de bosques de macroalgas

El legislador de FORJA Federico Sciurano presentó un proyecto...