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4 de octubre de 2024

Estudian si es excesiva la cantidad de guanacos en Tierra del Fuego

Adrián Schiavini, doctor en biología e investigador principal del CADIC-CONICET, detalló los descubrimientos de una reciente investigación que aborda el presunto exceso de guanacos en Tierra del Fuego, los cuales podrían estar obstaculizando la producción ganadera en las estancias de la región.

El trabajo de marras es de autoría de Celina Flores, que desarrolló su beca post doctoral al respecto en el CADIC. En este estudio, “nos propusimos poner en contexto el tradicional reclamo de los productores acerca de que hay demasiados guanacos” presentó Shiavini, aunque aclaró que el término ‘demasiados’ es relativo, “demasiados respecto a qué y demasiados por qué”.

Por un lado, se les preguntó a los productores rurales cuántos guanacos creen que tienen ellos en sus campos. “Relevamos unas 26 estancias, a cada uno se le preguntaba cuántos guanacos cree que tienen, en base a su ojo, a su experiencia, gente que vive y trabaja en el campo”.

La segunda pregunta consistió en saber “si ellos creen que hay una cantidad de guanacos normal, o si creen que eran muchos, o demasiados, lo cual es una valoración subjetiva”. Por otro lado, se consultó por qué piensan que el guanaco es excesivo en su campo, qué problemas genera, si es que genera. Y por último, cuáles son los factores que están hoy presionando a la producción animal.

Por otra parte, los científicos contaron los guanacos desde el aire, con una metodología estandarizada que se utiliza en la biología para evaluar poblaciones de animales grandes que viven en espacios abiertos. El relevamiento aéreo se llevó a cabo en marzo de 2017, financiado por el Consejo Federal de Inversiones a través de la provincia.

Posteriormente, en las estancias preguntaron cuántos creen que tenían y se compararon esos números con los que arrojó el conteo aéreo. “Teníamos una evaluación independiente y una evaluación que venía de la experiencia, o percepción del productor” explicó Schiavini.

La primera conclusión es que “los productores cuentan relativamente bien, hay bastante correspondencia entre los números que estimamos nosotros mirando desde arriba, y los números que perciben los productores”. Si bien los que creen que tienen demasiados guanacos sobreestiman la cantidad, “en general, el productor tiene muy buen ojo y estima muy bien la cantidad de guanacos que tienen”.

En realidad fueron pocos los productores que creían tener demasiados guanacos. En torno a los motivos, “en esencia, pasa por el consumo de forraje. El productor maneja su campo parcelando la estancia, delimitándola en potreros, mueve el ganado entre potreros de acuerdo al tipo de vegetación y las características climáticas y topográficas”.

Por ejemplo, utilizan en verano los campos que en el frío invierno, por exposición, por altura, saben que no van a rendir nada. “Llevar animales a ese potrero es casi suicida” graficó el experto. Esos potreros se dejan en descanso durante el invierno para que en la primavera, cuando viene el rebrote y comienza a crecer la vegetación de nuevo, no hayan estado presionados.

“Pero el guanaco salta  los alambrados, se desplaza libremente entre potreros. Para un guanaco, el alambrado de ovejas, de 1.20 m, no significa un obstáculo” añadió.

Explicó además que entre la dieta del ganado, ovino y bovino, y la del guanaco, “hay coincidencias en especies. Lo que sucede es que el guanaco come cosas que no come el ovino ni el bovino. Además, está adaptado a alimentarse de la vegetación natural de Tierra del Fuego desde hace miles de años, desde que cruzó desde la Patagonia, después de la última glaciación. Los animales domésticos son más selectivos. Pero, obviamente, hay una superposición en la dieta, no es completa”.

El problema entonces consiste en que el guanaco puede aprovechar potreros que están en descanso, mientras el ganado no. “Si al ganado lo sacan de un lugar y dejan que ese pasto se recupere, el guanaco tarda días en darse cuenta que ahí hay comida gratis y mejor que la que está al otro lado alambrado. Eso representa un problema para el productor que, si está reservando forraje para un momento del año determinado, el guanaco viene y se lo aprovecha. Ahí se establece un conflicto” detalló el meollo del asunto.

A esto hay que sumar un proceso gradual, pero sostenido en el tiempo, derivado del calentamiento global, con menor disponibilidad de agua superficial, mayor presencia de vientos en la Patagonia, mayor desecación y menor productividad vegetal.

“No perdamos de vista que la producción ganadera lo que hace es transformar pasto en carne. Y si hay más calor, menos agua superficial, más viento, va a haber menos pasto. Por lo tanto, eso se transforma en una dificultad regional y global” concluyó el Dr. Adrián Schiavini.

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