La Libertad Avanza ganó en 15 distritos, incluidos Buenos Aires, CABA, Córdoba y Santa Fe, y superó por más de dos millones de votos al peronismo. La caída del viejo sistema y el avance del espacio de Javier Milei.
El mapa político argentino volvió a cambiar de color. En las elecciones legislativas 2025, La Libertad Avanza (LLA) se impuso en 15 provincias, incluidas las cuatro más pobladas: Buenos Aires, CABA, Córdoba y Santa Fe. El triunfo del oficialismo de Javier Milei consolidó su dominio en el Congreso y transformó el mapa electoral.
El peronismo, bajo el sello Fuerza Patria, se impuso solo en siete provincias: Formosa, Catamarca, Tucumán, San Juan, La Pampa, Santa Cruz y La Rioja, esta última por una diferencia mínima. En Santiago del Estero ganó el Frente Cívico aliado al kirchnerismo, y en Corrientes, el radicalismo de Vamos Corrientes, liderado por Gustavo Valdés.
A nivel nacional, LLA obtuvo 40,66% de los votos (9.341.798 sufragios), frente al 31,7% del peronismo (7.284.477). La ventaja supera los dos millones de votos.
En provincias clave, el avance fue contundente: en Santa Fe, LLA logró el 40,67%; en Córdoba, el 42,35%, superando ampliamente al oficialismo provincial; y en Mendoza, junto a la UCR local, alcanzó el 53,63%, duplicando al PJ.
El contraste con el pasado reciente es drástico. En 2023, Milei había ganado en solo siete provincias, y en 2021 el espacio ni siquiera existía. Ese año, Juntos por el Cambio dominaba 13 distritos y el Frente de Todos otros nueve. En apenas cuatro años, la fuerza libertaria pasó de ser marginal a convertirse en la primera minoría nacional.
En total, LLA creció más de ocho millones de votos desde 2021, mientras que el peronismo perdió su hegemonía territorial. La extinta alianza entre el PRO y la UCR cayó de 41,8% en 2021 a 26% en 2023, dejando espacio para el ascenso violeta.
La participación fue del 67,9%, con 11,5 millones de ausentes. Los votos en blanco fueron 2,74% y los nulos, 2,46%, cifras bajas pese al debut de la Boleta Única Papel.
La ola violeta también reconfiguró las alianzas provinciales. Algunos gobernadores comenzaron a tender puentes con la Casa Rosada, mientras otros refuerzan sus bloques locales para conservar autonomía ante el avance libertario. Analistas coinciden en que la elección marca el fin de la polarización tradicional entre peronismo y oposición, y el inicio de una etapa dominada por nuevas fuerzas y liderazgos provinciales. En ese contexto, Milei consolida su proyecto político con una red territorial inédita para un espacio que, apenas cuatro años atrás, no existía en el mapa.


