El titular del gremio que aglutina a los obreros de la industria textil de Tierra del Fuego, analizó la situación crítica que vive actualmente el sector, a propósito de una publicación en un medio nacional que habla del colapso de la producción textil en la provincia.
El sector textil atraviesa una de sus peores crisis en años, y Tierra del Fuego no es la excepción. Rodrigo Cárcamo, titular del Sindicato de Empleados Textiles de la Industria y Afines (SETIA), advirtió sobre el panorama sombrío que enfrenta no solo la industria textil local, sino también a nivel nacional, un reflejo del deterioro general de la industria en Argentina. Cárcamo, por FM Master’s, sostuvo que “yo diría que es un colapso de la industria nacional en la República Argentina”, subrayando la magnitud de la problemática.
Cárcamo hizo referencia a reuniones con otros gremios del sector industrial como la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y el sector comercial, donde se profundizó sobre la situación de crisis que atraviesan diferentes sectores industriales. Para el dirigente sindical, la causa principal de esta decadencia es la caída en el consumo, lo que deriva en que las fábricas y empresas no logren comercializar sus productos, ya que «la gente no compra». Esto genera un círculo vicioso que afecta tanto a la producción como al empleo.
El dirigente enfatizó que las perspectivas son sumamente inciertas: «Yo creo que hasta diciembre vamos a estar sosteniendo la industria. Lo que pase después, es incierto. Uno tiene las mejores expectativas, pero las medidas a nivel nacional no están ayudando para nada”. Este comentario refleja el escepticismo generalizado entre los actores del sector, quienes enfrentan la falta de políticas económicas que alienten el crecimiento o la estabilidad del rubro.
Otro aspecto preocupante señalado por Cárcamo es la reducción significativa en el número de puestos de trabajo. Según sus declaraciones, “la cantidad de puestos de trabajo viene bajando constantemente, más o menos estamos en 700. A principios de 2024, fines del 2023, más de 1000 personas”. Este descenso es alarmante y, a pesar de que la situación parece haberse estabilizado en una meseta, la preocupación es latente debido a la posibilidad de un nuevo retroceso.
Uno de los problemas más críticos es la falta de previsión por parte de las empresas. Si bien Cárcamo reconoce que actualmente es posible adquirir materia prima y que existen dólares suficientes para las compras, lo que resulta problemático es que “no se puede vender”. Esta afirmación subraya la debilidad del mercado interno, incapaz de absorber la producción de las fábricas. A esta situación se suma la creciente competencia de productos importados, que impacta directamente en la capacidad de las empresas locales para mantenerse competitivas. «Con las ventas paralizadas, con todos los problemas que se viene teniendo en términos de importaciones […] esto deteriora profundamente también la industria local», señaló Cárcamo.
El dirigente del SETIA también hizo hincapié en las repercusiones que esta situación está teniendo en el comercio. Para él, la interdependencia entre los distintos sectores económicos de la provincia es evidente, y sin una industria sólida, el comercio también se ve gravemente afectado. «Si no hay industria, más que nada en nuestra provincia, el primer afectado es el comercio. Y así el círculo virtuoso que teníamos lo están destruyendo directamente”, agregó.
La capacidad productiva de las fábricas también ha disminuido drásticamente. Actualmente, la producción de las empresas textiles se encuentra en torno al 25% o 30% de su capacidad total. Este dato refleja un estado de precariedad que, de no revertirse, podría desembocar en un colapso total del sector. «Eso es estar ahí al borde», expresó Cárcamo, alertando sobre la fragilidad que caracteriza a la industria textil en estos momentos.
La falta de respuestas por parte de las autoridades nacionales genera un profundo malestar entre los trabajadores y empresarios del sector. Las empresas más grandes han comenzado a cerrar sus puertas, dejando a miles de personas desempleadas, una realidad que también se vive en Tierra del Fuego. «Cierran y queda la gente a la deriva. Lo estamos viendo más constantemente y eso preocupa mucho”, lamentó el sindicalista, quien observa cómo las fábricas se ven obligadas a reducir personal o directamente cerrar sus operaciones debido a la falta de ventas.
La industria textil, que alguna vez fue un pilar de la economía fueguina y nacional, está hoy en una situación de incertidumbre total. Mientras los gremios y empresarios intentan sostener la actividad hasta diciembre, el futuro del sector sigue dependiendo de las políticas económicas que se implementen a nivel nacional. Sin medidas claras para proteger a la industria y fomentar el consumo, el panorama a largo plazo es poco alentador. Como señaló Rodrigo Cárcamo, «las medidas tienen que ir a la protección de la industria en general» para evitar el colapso definitivo del sector textil en Argentina.