Impulsada por la Dirección Nacional de Salud Mental y sin la participación de las organizaciones que originalmente trabajaron para que en 2010 se aprobara la Ley de Salud Mental, la iniciativa de reforma por decreto (que está a la firma del presidente Mauricio Macri) desató fuertes cuestionamientos por parte de psicólogos, gremios y organizaciones sociales que la ven como un retroceso en distintos aspectos.
Quienes se oponen a la ley sostienen que el proyecto de reforma busca reinstalar el modelo médico hegemónico, dejando en segundo plano no sólo a los pacientes como sujetos de derechos sino también a otras disciplinas de gran importancia para la rehabilitación. Entre ellas, la terapia ocupacional, la musicoterapia, el arte, la enfermería, la psicología, los acompañamientos terapéuticos y el trabajo social.
El decreto reglamentario buscaría la restitución del viejo manicomio como el centro del tratamiento para los padecimientos mentales, algo que va en contra del espíritu de la Ley sancionada en 2010, algo considerado como un gran avance debido al reconocimiento de los pacientes como sujetos de derecho.
La Ley actual habilita a que otros profesionales y no sólo psicólogos sino también trabajadores sociales, puedan estar al frente de un servicio de Salud Mental. Con la Reforma planteada por el gobierno se vuelve a instalar el concepto biologicista, poniendo a las prácticas de encierro en un lugar central.
La postura a favor de la reforma es avalada por las autoridades de la Asociación Argentina de Psiquiatras hicieron pública una carta enviada al jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña, donde le trasmitieron su “conformidad con el Proyecto de Reglamentación de la Ley 26657 que se encuentra a la firma del señor presidente de la Nación” y consideran que la reforma “será beneficiosa para los pacientes, sus familias y el equipo interdisciplinario”.
Por otro lado, la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires se pronunció en contra señalando los siguientes puntos de la reforma por decreto:
-Modifica la concepción de salud mental como un proceso psicosocial e histórico para volver al modelo médico, de claros rasgos biologicistas.
-Reivindica la figura del manicomio (con la idea de lugares de aislamiento) en clara contradicción con el espíritu de la ley vigente. Cabe recordar que la ley aspira a que en 2020 no existan más instituciones cerradas y de aislamiento. Lesiona y desconoce el derecho de usuario (pacientes) a una adecuada defensa técnica sometiendo a sus abogados a los criterios del equipo técnico tratante.
-Restituye el modelo tutelar en reemplazo del reconocimiento a la voluntad del usuario.
-Quita de la competencia del Ministerio Público de la Defensa la designación de la autoridad del órgano de revisión y la pasa al Ministerio de Salud de la Nación, que sería la que se revisaría a sí misma.
-Además, cuestiona el trabajo interdisciplinario, reivindica el aislamiento, y vuelve a la carga sobre el tema de las jefaturas de servicio dejándola solo en manos de la profesión médica.