Las turberas cubren solo 3% de la superficie terrestre pero almacenan cerca de 550 mil millones de toneladas de carbono, el doble que todos los bosques del mundo. Son las mayores aliadas en la lucha contra el cambio climático, reducen las emisiones y reactivan un ecosistema esencial que ofrece muchos servicios, incluido su papel como sumidero de carbono natural.
Con el Día Mundial de los Humedales, que se celebra el 2 de febrero, se busca destacar la importancia de estos ecosistemas para el bienestar humano. Las turberas, un tipo de humedal con gran biodiversidad y un potencial enorme para sosegar los impactos del cambio climático, son un excelente ejemplo.
La mayor área de humedales en el mundo se encuentra en la cuenca del Congo. Ramsar en la República del Congo y otro en la República Democrática del Congo, forman un ecosistema que cubre 129.000 kilómetros cuadrados. Este humedal contiene alrededor de 30 gigatoneladas de carbono, que es tanto como lo que emite Estados Unidos en 15 años.
La Iniciativa Mundial de Turberas, liderada por ONU Medio Ambiente está trabajando con países como República Democrática del Congo, República del Congo, Indonesia y Perú para habilitar, activar, ampliar y acelerar la conservación, la restauración y la gestión sostenible de las turberas en todo el mundo.
«Las turberas almacenan enormes cantidades de carbono, lo que las coloca en primer lugar en la lista de protección», dice el Director Ejecutivo de ONU Medio Ambiente, Erik Solheim.
La próxima reunión de socios de la Iniciativa Mundial de Turberas tendrá lugar en Brazzaville, República del Congo, del 22 al 23 de marzo de 2018.
«Para que el mundo mantenga el aumento de la temperatura por debajo de los dos grados centígrados, las turberas deben estar en el centro de nuestra atención. Se deben tomar medidas urgentes, para mantener el carbono encerrado en donde está», dice la experta en turberas de ONU Medio Ambiente Dianna Kopansky.
Las turberas del mundo se ven amenazadas por el drenaje para la agricultura, la silvicultura, la extracción de recursos y el desarrollo de infraestructura. Se estima que las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el drenaje o la quema de turberas representan hasta 5% de todas las emisiones causadas por la actividad humana. Los incendios de turberas de 2015 en Indonesia, causaron grandes daños a la salud, los medios de subsistencia y el medio ambiente, ayudaron a crear conciencia sobre la importancia de este ecosistema crítico.
La evaluación impulsada por ONU Medio Ambiente basada en los esfuerzos de más de 30 colaboradores, denominada “Humo en el agua – Contrarrestando las amenazas globales de la pérdida y la degradación de turberas”, concluyó que:
– Se requieren medidas inmediatas para evitar una mayor degradación de las turberas y las graves repercusiones ambientales, económicas y sociales.
– Un enfoque integral de paisajes es vital, y las buenas prácticas en el manejo de las turberas deben implementarse en las turberas para salvar estos ecosistemas.
– Las comunidades locales deberían recibir apoyo para gestionar de manera sostenible sus turberas preservando los usos tradicionales no destructivos e introduciendo alternativas de gestión innovadoras.
– Un mapeo de las turberas en todo el mundo es esencial para comprender su extensión y estado, para salvaguardarlas.
– La evaluación es un hito clave para la Iniciativa Mundial de Turberas y se basa en datos e información existentes.