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Río Grande
29 de abril de 2024

¿Cuáles son las secuelas a largo plazo del COVID-19?

Un estudio publicado en la revista Nature reveló nueva información sobre las secuelas del SARS-CoV-2: Más de 50 efectos que «duran semanas o meses después de la recuperación inicial».

«Se estimó que el 80% de los pacientes infectados con SARS-CoV-2 desarrollaron uno o más síntomas a largo plazo», sostiene el artículo. Entre los 5 síntomas más comunes se incluyen: Fatiga (58%), dolor de cabeza (44%), trastornos de atención (27%), caída del cabello (25%) y disnea o falta de aire (24%).

Se trata de un meta-análisis —un análisis de los estudios realizados hasta el momento sobre el tema— en el que se revisaron un total de 18.251 publicaciones, de las cuales 15 fueron incluidas en el estudio final, con fecha de publicación antes del 1 de enero de 2021.

Otros 10 estudios recopilaron información de los pacientes mediante encuestas autoinformadas, otros 2 recopilaron datos de registros médicos y otros 3 mediante evaluación clínica.

Por otro lado, el número de pacientes que fueron seguidos en esos 15 estudios osciló entre 102 y 44.799, con edades comprendidas entre los 17 y los 87 años y un tiempo de seguimiento que osciló entre los 14 y los 110 días.

Se identificaron un total de hasta 55 efectos a largo plazo asociados con la enfermedad de COVID-19, diferentes autores utilizaron varios términos para describirlos, como «COVID-19 prolongado», «COVID-19 posaguda» y «síntomas persistentes de COVID-19».

Tales alteraciones se reportaron principalmente en los pacientes que fueron graves y críticos, los efectos duraderos también ocurrieron en individuos con infección leve que no requirieron hospitalización.

Además de los ya nombrados se encontraron: Síntomas relacionados con enfermedades pulmonares (tos, malestar en el pecho, disminución de la capacidad de difusión pulmonar, apnea del sueño y fibrosis pulmonar); síntomas cardiovasculares (arritmias, miocarditis), neurológicos (demencia, depresión, ansiedad, trastorno de atención, trastornos obsesivo-compulsivos), entre otros inespecíficos como tinnitus y sudor de noche.

«Más evidencia e investigación son cruciales para comprender las causas, los mecanismos y los riesgos para desarrollar medidas preventivas, técnicas de rehabilitación y estrategias de manejo clínico para abordar la atención posterior al COVID-19», concluye el estudio.

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