El titular del Comando Conjunto Marítimo detalló la estrategia de vigilancia y control en la zona económica exclusiva, con operativos regulares y tecnología de punta para disuadir a flotas extranjeras.
La vigilancia y protección de los recursos pesqueros en la zona económica exclusiva argentina es una misión estratégica que las Fuerzas Armada lleva adelante con operativos coordinados y tecnología avanzada. Desde el año 2021, el Comando Conjunto Marítimo es el responsable de las operaciones de vigilancia y control y esta integradaopor personal militar de la Armada Argentina, el Ejército argentino y la Fuerza Aérea Argentina.
El contralmirante Rodolfo Eduardo Berazay Martínez, comandante del Comando Conjunto Marítimo del Estado Mayor Conjunto, explicó en FM Master’s los detalles de esta tarea, que combina presencia naval, monitoreo satelital y acciones disuasivas para evitar la depredación de especies como el calamar, el krill y la merluza.
«Desde hace tres años, el Comando Conjunto Marítimo se encarga de la vigilancia y control de los espacios marítimos y fluviales con los medios que la Armada y la Fuerza Aérea ponen a disposición», señaló Berazay Martínez. «La vigilancia es electrónica, constante, pero el control implica ir in situ para corroborar lo que detectamos».
Cada quince días, buques y aeronaves patrullan áreas críticas como las cercanías de Comodoro Rivadavia, Puerto Madryn y el contencioso espacio alrededor de las Islas Malvinas, donde la pesca no autorizada por Argentina -permitida por el gobierno británico- representa un desafío a la soberanía nacional. “el gobierno no reconocido de Gran Bretaña hace uso y abuso de nuestros recursos. Además de eso también estamos metiéndonos en la Antártida para hacer control de pesca, hoy la Antártida no tiene soberanía, pero hay que estar. La bandera argentina debe flamear”.
La zafra; uno de los ejes centrales es la llamada disuasión por presencia.
La zafra es la temporada alta de pesca es cuando el calamar recala en nuestro litoral marítimo entre la milla 189 y la 201 y se convierte esta región en el caladero más importante del mundo. «Durante la zafra del calamar, entre noviembre y junio, mantenemos un buque en la milla 201 para que las flotas extranjeras no crucen la línea imaginaria de las 200 millas», explicó. Fuera de ese límite, las aguas son internacionales, pero dentro, la infracción a la ley federal pesquera se sanciona con multas y, en casos extremos, con la captura del buque. El contraalmirante Berazay Martínez explicó la diferencia entre las infracciones, que son como pasar un semáforo en rojo, de las que constituyen un delito. La pesca Ilegal es una infracción, pero «Si el capitán huye, la figura cambia: deja de ser una infracción para convertirse en un delito, y activamos la persecución en caliente», agregó.
La tecnología ha revolucionado esta tarea. Los aviones P-3 Orión, con radares de largo alcance, y los sistemas de identificación automática (AIS) permiten detectar intrusos con precisión. «Antes era más complicado; hoy sabemos quién está dónde», admitió el contralmirante. Sin embargo, reconoció limitaciones: el transshipping -transferencia ilegal de pesca entre buques en alta mar- ocurre fuera de jurisdicción, y la flota asiática, principalmente china (88% en aguas aledañas a Comodoro), opera en masa cerca del límite.
Respecto a Malvinas, Berazay Martínez fue contundente: «Allí la pesca es ilegal porque se basa en licencias británicas no reconocidas por Argentina». Taiwán, Corea del Sur y España lideran esa actividad, aprovechando vacíos legales. Pese a ello, destacó que la presencia argentina ha reducido los ingresos furtivos: «No es como antes; hoy saben que estamos».
Sobre el destino del pescado incautado, aclaró que se decomisa, pero el verdadero problema sigue siendo la escala de la pesca no reglamentada. «No podemos capturar 100 barcos, pero la disuasión funciona», insistió finalmente el contralmirante Rodolfo Eduardo Berazay Martínez.
