Por Néstor Schumacher.- Con 42 votos en contra y 25 votos a favor con 4 abstenciones y un ausente, el Decreto de Necesidad y Urgencia 70/23, uno de los caballitos de batalla de la gestión de Javier Milei, enfrenta un nuevo revés político. Con el rechazo del mismo por parte de la Cámara Alta, el debate pasará a Diputados. De repetirse el resultado de la votación, el mega DNU perderá vigencia, así como las más de 300 modificaciones sobre normativas que lo componen.
El tratamiento del DNU en el Poder Legislativo fue una verdadera Odisea. Primero fue la composición de la Bicameral a cargo de analizarlo, luego las dilataciones en el Senado para llegar hoy a su tratamiento y votación. La realidad es que el gobierno quería “patear” la discusión hasta luego de Semana Santa, buscando que ese renovado vínculo con alguno de los gobernadores le permitiera conseguir los votos necesarios para mantener en vigencia el decreto.
La sesión llega luego de un quórum que encontró del mismo lado de la vereda a dos espacios que supieron ser antinomia política prácticamente desde sus orígenes: el Partido Justicialista (hoy Unidos por la Patria) y la Unión Cívica Radical, parte de la coalición Juntos por el Cambio. Si bien esto no involucra a la totalidad de ambos espacios, los cordobeses del PJ se abstuvieron de votar, y los cambiemitas presentan posiciones disímiles con Lousteau en contra del DNU y Luis Juez a favor, aunque reconoce que el mismo “está mal hecho”.
En una imagen similar a la postal que nos dejó el debate de la Ley Bases en Diputados, parece que la política argentina se divide en dos bandos: el peronismo, liderado aún por la dirigencia kirchnerista, con un radicalismo más moderado a su lado, y el lado PRO de Juntos por el Cambio acompañando las iniciativas del oficialismo de La Libertad Avanza. La votación siempre se previó como una de márgenes mínimos, por lo que de ambos lados se intentó hasta el último minuto cambiar la decisión de las bancas más indecisas.
Hablando particularmente de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, la representación en la cámara está compuesta por dos senadoras de Unión por la Patria: María Eugenia Duré y Cristina Cándida López, quién reemplaza al fallecido Matías Rodríguez. Del otro lado del espectro político aparece Pablo Blanco de UCR. ¿La novedad? Todos votaron por el rechazo al DNU, creando una alianza imprevista para muchos.
Los votos de Duré y López eran cuanto menos esperables: ambas se han pronunciado en redes sociales y entrevistas en contra del DNU 70/23, y sigue la lógica del partido. Para UxP el DNU es inconstitucional, carece de fundamentos en buena parte de sus apartados y responde principalmente a beneficiar a ciertos intereses económicos de los grandes grupos concentrados instalados en el país.
La sorpresa llegó del lado del radical Pablo Blanco. El ex-legislador y flamante senador era el “pollo” de Patricia Bullrich en mayo de 2023. Si hacemos algo de memoria junto a su compañero de fórmula Federico Frigerio, que dicho sea de paso rompió Juntos por el Cambio en la provincia enviado a figuras como Federico Sciurano a FORJA, Blanco recorrió la isla junto a la hoy ministro de Seguridad buscando afianzar el voto de Cambiemos. Los resultados no acompañaron en la pelea para la gobernación, y a decir verdad, tampoco a Bullrich en la elección nacional. Algo de 9 meses después, su referente es ministro del liberal Milei, y el senador Blanco vota junto al kirchnerismo. Las vueltas de la vida.
En su disquisición, el senador por la UCR trató de explicar por qué plegaba su apoyo al bloque de Unión por la Patria. Basándose en la inconstitucionalidad del DNU, resaltó que “estamos perdiendo el tiempo”. Así también, aprovechó para ganar la batalla de moralidad contra el espacio K, declarando que “muchos me dicen: si estás en contra, votás con el kirchnerismo. En todo caso, si coincidimos, están votando ellos como la UCR ya que algunos, a partir del 10 de diciembre, descubrieron una Constitución y un reglamento a respetar”.
Otro punto que algunos medios pasaron por alto fueron las denuncias del senador sobre llamados para influencias su voto. “Empezaron los llamados de algunos gobernadores de las provincias diciendo ‘fijate que vas a hacer’. Ayer me llamaron representantes de las empresas que están instaladas en Tierra del Fuego. Me da bronca”. Uno intuiría que estás palabras están destinadas a los gobernadores de corte PRO, donde todavía reina la autoridad de Mauricio Macri, así como las empresas electrónicas donde la familia Caputo dice presente.
Si bien la votación en el Senado no es definitiva, es un primer paso en retrotraer quizás la medida más importante de los más de 3 meses que lleva la gestión de Javier Milei a cargo de la República Argentina. El DNU, que fue polémico desde su anuncio, altera leyes como las de Alquileres, Góndolas, Manejo del Fuego, desregula los precios de las prepagas y leyes laborales entre otras, modificando más de 366 regulaciones establecidas. Previamente, la Justicia había desarticulado el apartado laboral, y ahora podría ser el Congreso el que termine de sepultar la iniciativa liberal.
En el medio de todos los cambios que podrían darse en la vida cotidiana de las y los argentinos, está también la política: vale recordar que el DNU junto con la Ley Bases, que volverá modificada a Diputados, son prerrequisitos para el famoso Pacto de Mayo propuesto por el presidente durante el inicio de las Sesiones Ordinarias. Entre las expectativas de la Casa Rosada figuraba un acompañamiento de los mandatarios provinciales para sostener el decreto y conseguir los votos necesarios para la Ley, a cambio se presentaría un nuevo Pacto Fiscal buscando aliviar las arcas de los distintos distritos.
Para Tierra del Fuego, honestamente, no representaba una gran diferencia. Aunque Melella no se hubiese expresado explícitamente, su alineamiento político hoy parece más cercano a figuras como el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. Estaban abiertos a escuchar la propuesta, pero rotundamente en contra de intercambiar leyes por fondos, algo que se consideraba en el ala más dura de la oposición como extorsión.
Ahora, habrá que ver cómo se reacomoda un oficialismo que viene tratando de presentar victorias desde el ámbito económico, pero no logra generar resultados desde lo político. Luego del confuso y fallido experimento con la Ley Ómnibus, el DNU es el último bastión del oficialismo. Mejor o peor, es el legado del gobierno para el futuro del país y de ser rechazado por ambas cámaras, profundizará aún más la posición del economista liberal de presentar como enemigo a un poder por sobre un espacio, una táctica que en democracia, no suele traer buenos resultados.