La ministra de Seguridad consiguió el aval de las comisiones tras intensas negociaciones con bloques dialoguistas. El oficialismo aceptó cambios en el texto original, aunque el proyecto no llegará al recinto antes del cierre del año legislativo.
Tras una jornada de negociaciones contrarreloj, el oficialismo logró este jueves firmar el dictamen de mayoría para la reforma laboral en el Senado. La iniciativa, impulsada por el Gobierno de Javier Milei y coordinada políticamente por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, avanzó en el plenario de comisiones, aunque su tratamiento en el recinto quedó postergado para febrero del próximo año.
El dictamen se consiguió luego de conversaciones con senadores de bloques considerados dialoguistas, entre ellos la UCR, el PRO y representantes de fuerzas provinciales, que reclamaron modificaciones al texto original enviado por el Poder Ejecutivo. Como resultado, el oficialismo aceptó introducir cambios para destrabar las firmas necesarias, aunque mantuvo el núcleo de la propuesta.
Pese al avance formal, en el Gobierno admiten que hoy no están garantizados los votos para su aprobación en la Cámara alta, donde se requieren al menos 37 voluntades. Por ese motivo, y ante un clima político más tenso tras el reciente debate del Presupuesto, Bullrich confirmó que el proyecto no será llevado al recinto antes del receso parlamentario.
La reforma laboral es uno de los pilares del programa económico del Ejecutivo y apunta a modificar aspectos centrales del régimen vigente, como las condiciones de contratación, el esquema de indemnizaciones y el alcance del derecho de huelga. Desde el oficialismo sostienen que el objetivo es “modernizar” el mercado de trabajo y reducir la litigiosidad, mientras que la oposición y los sindicatos advierten sobre un retroceso en derechos adquiridos.
En paralelo al debate legislativo, las principales centrales sindicales, encabezadas por la CGT, realizaron movilizaciones en rechazo a la iniciativa. Las protestas sumaron presión política sobre el Senado y reforzaron las resistencias dentro de algunos bloques que, si bien acompañaron el dictamen, reclaman seguir revisando el articulado.
El corrimiento del debate para 2026 responde también al calendario legislativo: las sesiones extraordinarias concluyen a fin de mes y el oficialismo optó por no forzar una votación sin los apoyos necesarios. La estrategia ahora será aprovechar enero para seguir negociando cambios y construir una mayoría más sólida.
De este modo, la reforma laboral quedó formalmente habilitada para su discusión en el recinto, pero su futuro dependerá de la capacidad del Gobierno para ampliar consensos en un Senado fragmentado y con equilibrios políticos cada vez más ajustados.


