La final de la Copa Ciudad de Río Grande dejó una historia difícil de explicar, con números que rompieron todos los esquemas del futsal moderno. Por primera vez el torneo definió su campeón con un formato de ida y vuelta, y el resultado global fue tan insólito como contundente: 17 a 13 para Luz y Fuerza, que volvió a gritar campeón en una competencia bajo la órbita de AFA.
En el primer duelo, el conjunto eléctrico dio el gran golpe. Luz y Fuerza ganó 13 a 5, en una noche donde todo lo que intentó salió a la perfección, y Camioneros no mostró su mejor versión, completamente irreconocible en todas sus líneas. El resultado, tan abultado como inesperado, dejó la serie cuesta arriba para el verde.
La vuelta, disputada el lunes, fue otra historia. Camioneros salió decidido a revertir el marcador y lo hizo con actitud y efectividad, imponiéndose 8 a 4. Sin embargo, el esfuerzo no alcanzó: la enorme diferencia lograda por los dirigidos por Leo Villafañe en el primer partido terminó siendo decisiva.
Más allá del resultado global, el dato que queda para los libros es la cifra total de goles: 30 en dos partidos, algo prácticamente inédito en finales contemporáneas, donde el futsal suele mostrar partidos más cerrados y con márgenes más ajustados. Una final difícil de analizar.
Ahora, mientras Luz y Fuerza celebra un nuevo título, ambos equipos miran hacia el sur de la provincia, ya que resta saber qué sucederá en Ushuaia para el cierre definitivo de la Súper Liga Provincial.


