Por Natalia Jañez
La participación podría caer al 65%, el nivel más bajo desde 1983. El voto ya no solo elige representantes: expresa cansancio, desapego y distancia con la política tradicional.
Las elecciones provinciales desdobladas de este 2025 dejaron un dato imposible de ignorar: solo el 59,37% del padrón habilitado fue a votar. En distritos como Santa Fe, Chaco y la Ciudad de Buenos Aires, apenas la mitad del electorado participó. Ninguna provincia superó el 70% de asistencia. Formosa, la más alta, llegó al 65,8%.
Una caída sostenida
La participación electoral argentina muestra un descenso constante desde hace doce años:
- 2013: 77,3%
- 2017: 75,0%
- 2021: 71,8%
- Proyección 2025: entre 65% y 69%
Si se confirma, será el peor registro de participación en elecciones legislativas desde 1983. “Cuando el ausentismo supera a los votos obtenidos por los ganadores, se resiente la legitimidad de origen”, advirtió Marcelo Bermolén, director del Observatorio de Calidad Institucional de la Universidad Austral.
El voto como opción, no como obligación
Aunque el voto es obligatorio por ley, en los hechos se volvió optativo: no hay sanciones reales para quien no participa. La caída no se explica solo por apatía, sino por una combinación de factores:
- desconfianza y desafección política,
- clima económico crítico, salarios que no alcanzan, incertidumbre,
- falta de sanción a la no participación,
- elecciones legislativas sin liderazgo nacional que convoque,
- baja competitividad en algunos distritos,
- cambios en los sistemas de votación
Para Bermolén, “el ausentismo es también una forma de rebeldía silenciosa frente a todos os espacios políticos”.
El medio término y la regla del castigo
Desde 1985, en 9 de las 11 elecciones de medio término, los oficialismos perdieron votos respecto de la presidencial anterior. Solo Néstor Kirchner en 2005 y Mauricio Macri en 2017 lograron mejorar su caudal electoral.
En promedio, los oficialismos ceden 13,8 puntos porcentuales. Aun así, en 6 de esas 11 elecciones consiguieron ganar, aunque con menos votos. El medio término funciona como un plebiscito del rumbo, no como una simple renovación de bancas.
Una tendencia global
Argentina no está sola:
- Chile tuvo 47% de participación en el plebiscito constitucional 2022
- España muestra una caída sostenida desde 2008
- Estados Unidos registra entre 40 y 50% en legislativas de medio término
- América Latina atraviesa un mismo dilema: fatiga democrática, polarización y distancia entre ciudadanía y sistema político.
Desde el sur del mapa
En Tierra del Fuego, donde la política convive con el frío, los inviernos largos y la sensación de lejanía del poder central, el ausentismo también se percibe como síntoma. No por desinterés, sino por desconexión con una política que muchas veces no escucha ni responde. Desde Ushuaia a Río Grande, la pregunta es la misma que en Buenos Aires, Córdoba o Salta: ¿quién representa a los que ya no van a votar?
Lo que está en juego hoy
La elección de hoy pone a prueba tres cosas:
- si el ausentismo rompe el piso del 35% y marca un nuevo récord histórico,
- si el oficialismo logra amortiguar la caída o confirma la “regla del castigo”,
- si la oposición crece lo suficiente como para adelantar un cambio de ciclo político.
Argentina se prepara para votar, pero también para medir su nivel de fe en la democracia. El voto ya no es solo un derecho ni una obligación: es una señal de confianza o de ruptura. Este domingo, las urnas no solo contarán votos. Van a medir cuánta ciudadanía todavía se siente dentro del sistema y cuánta decidió salir en silencio.


