El reconocido empresario fueguino destacó la evolución de los emprendimientos turísticos familiares, desde los inicios con Tolkeyen hasta el actual desarrollo de Catamaranes Canoero y un nuevo varadero, enraizados en la historia náutica local.
Constante Moreno Preto, pionero del turismo en Ushuaia, trazó el linaje de la actividad náutica organizada en la ciudad, que si bien tuvo sus precursores, encontró su impulso definitivo con familias como los Padín y los Brisighelli y, posteriormente, la suya propia.
En diálogo con FM Master’s, Moreno Preto rememoró sus inicios: “Yo en el año 84, que trabajaba todavía en el aserradero con mi padre y mi familia, me inicié un poco con una pequeña lancha que se llamaba Sea Drake, y después me gustó la actividad y iniciamos de a poco Tolkeyen Servicios Turísticos”.
Este primer emprendimiento marcó el comienzo de una larga trayectoria. “Después, por circunstancia de la vida, fuimos vendiendo Tolkeyen y al conocer a mi compañera y madre de mis hijos, hoy mi socia Lorena Massuet, comenzamos con la hotelería nuevamente y Catamaranes Canoero”, explicó.
La expansión de la flota de catamaranes generó una necesidad de infraestructura especializada, dando origen a un nuevo proyecto. “A través de tener algunos catamaranes, llegó el momento de mantenerlos y a pesar de que hay un varadero que es de las familias justamente de Rumbo Sur, Lorena vio la necesidad de tener también nosotros un lugar para mantenimiento de los mismos y comenzó con este proyecto que hoy está siendo realidad”, detalló el empresario.
La obra, emplazada junto al varadero existente, representa una inversión millonaria. “Es una inversión de aproximadamente un millón y medio o dos millones de dólares, donde se está construyendo el galpón, por supuesto el galpón es lo que se ve, pero debajo de ello hay una base muy importante”, describió.
Si bien el foco inicial es el mantenimiento de sus cuatro catamaranes modernos, la inversión contempla eventuales servicios a terceros. Moreno Preto prevé que el varadero estará operativo en unos 90 a 120 días, sujeto a las habilitaciones. Paralelamente, su grupo avanza en otros frentes inmobiliarios. “Nosotros estamos haciendo ahí también otros tres edificios, uno ya está casi listo y los otros dos están ya prácticamente terminados”, afirmó, ubicando los proyectos en la zona de la antigua estancia Río Pipo, un terreno que evoca sus recuerdos de infancia y que simboliza la transformación de Ushuaia, de la que su familia ha sido protagonista activa.