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27 de marzo de 2024

Una mujer con guantes de boxeo

(Por Graciela Donoso*) – Knock-out, cross y segundos afuera son algunas de las pocas palabras del pugilismo que solemos usar y nos remiten a un mundo que para las mujeres estuvo vedado por muchos años. Hasta 2001 el boxeo femenino estuvo prohibido en nuestro país y pocos saben, por ejemplo, que Argentina suma más de 25 campeonas mundiales, desde que la Federación Argentina de Box reglamentara la participación de mujeres, hace 18 años.

Ya en 1997, Marcela “la Tigresa” Acuña, con 21 años combatió en Estados Unidos –cuatro años antes de ser permitido y reglamentado en nuestro país-, hito que marcó un antes y un después en la historia del box femenino. En nuestra ciudad Irma “Terremoto” Cárdenas fue la pionera de las mujeres del ring que, siguiendo su pasión, fue derribando prejuicios y fortaleciendo su práctica, sembrando bases propias en el boxeo de la ciudad.  Aún hoy, hay muchas barreras que superar. Permanentemente se disputan nuevos modos de pensar y de hacer; la lucha por nuevos espacios es constante, sobre todo en deportes tradicionalmente masculinos.

Haciendo sombra

En el mismo patio que hoy es su patio, Irma veía “hacer sombra”, a su hermano y a su padre, que había sido boxeador en Chile. Fue Madre a los 14 años, y tuvo que esperar mucho tiempo hasta encontrar los espacios para  hacer lo que la apasionaba. “Nunca es tarde para hacer lo que uno anhela. Cuando pude ir a entrenar lo hice, primero como entretenimiento, pero no me conformé, yo quería ser profesional”.

En el 97 comienza haciendo aerobox en el centro deportivo, porque las chicas no podían hacer boxeo y esa era la alternativa. Pero Irma sentía que no le alcanzaba, “tal vez los genes, la sangre, no sé, pero yo quería boxear”. El siguiente paso fueron las prácticas en el espacio de ATE donde empezó a entrenar para boxear “Era yo con todos los hombres”. En ese contexto masculino no muchos supieron reconocer la promesa que representaba esta mujer. Era todo un desafío darle lugar, pero Rubén Vivas supo verlo y organizó el debut. Después de durísimos entrenamientos en el gimnasio y en las madrugadas riograndenses, Irma se subió al ring con una boxeadora de Comodoro Rivadavia, el 18 de mayo de 2001, el mismo año que se reglamentó en Argentina.

Con su objetivo claro, entrenaba tanto en el gimnasio como en las calles de nuestra ciudad. Las condiciones climáticas solo serían algo más a superar. Los muchachos “Se cambiaban delante mío para provocarme incomodidad. Acá la mujer no tiene lugar” le decían sus sparrings varones, pero eso no hizo más que darle fuerzas. En 2002 Irma abrió el Boxing Club Vicente Stanic y comenzó a dar sus primeras clases. Aquel local de calle Colón, sin luz ni gas, fue testigo de su dedicación y compromiso. Más tarde otras mujeres empezaron a entrenar también, pero a las chicas sólo las subían al ring para hacer exhibiciones –que era lo permitido-, pero “nos golpeábamos de verdad” confiesa Irma.

Directora Técnica de la Federación Argentina de Boxeo

Al dejar de boxear, hace unos años, decidió hacer el curso de instructora, que la habilitaba a enseñar y, aunque ama enseñar, no podía salir al rincón “yo quería salir como DT” dice Irma. Ella quería hacer lo que hace un Director Técnico, subir sus pupilos al ring y dirigirlos. Y lo logró en 2012, en la ciudad de Tolhuin, cuando Directores Técnicos y otros integrantes de la Federación Argentina de Box, dictaron un curso teórico y práctico en el que fue la única mujer. “Me preparé y me recibí para ser DT. Fue inolvidable.” Aún hoy, Irma es la única mujer Directora Técnica de Box en Tierra del Fuego.

Don Luis Romio Presidente de la Federación Argentina de Box le dijo entonces “Cuando usted tenga su espacio, no le llame club, usted debe poner una Escuela, porque usted es una docente”, por eso lleva adelante la Escuela de Boxeo “2 de Abril” cuenta Irma orgullosamente.

En el ring y en la vida

Actualmente Irma entrena a seis pupilos y pupilas de boxeo y a muchos jóvenes, en forma recreativa en Casa de jóvenes, en el SUM del Barrio Aeropuerto y en el Juan Manuel de Rosas. Tiene tres pupilas mujeres que ya han hecho exhibiciones; lo importante de las exhibiciones es que ayudan a perder el miedo escénico, y entonces pueden decidir si les gusta o no. Una de las chicas, de 16 años ya hizo 4 peleas. Irma sostiene que la disciplina y la constancia son fundamentales y que las mujeres corremos con ventaja, “somos más ordenadas, tenemos disciplina”, pero al ser mujer, hay algo más por superar. En su papel actual de entrenadora, ser mujer le sigue presentando desafíos. Si sus pupilos les ganan a otros, entrenados por hombres, se generan rispideces. Aún hoy.

“Siempre subí chicos y chicas al ring” dice Irma orgullosa de su labor. En 2013 la Federación Argentina de Box seleccionó, de entre los cuatro gimnasios que entrenaban boxeadores, a su hijo Oscar, quien fue a competir a México; y el año pasado Franco Delgado pupilo de Irma también, llegó al Nacional en San Juan y trajo medalla, consagrándose mejor deportista del año en nuestra ciudad.

No son estos los únicos logros. Irma siente que desde siempre desempeñó con su actividad, un papel social. “Desde 2002 y durante 10 años, en el Boxing daba clases ad honorem, a chicos con dificultades serias”. “Creo que ese es mi propósito en la vida” dice emocionada al contar historias de chicos con problemas que “llueven” en sus espacios de entrenamiento y que el boxeo los ha ayudado enormemente. “Uno de ellos se convirtió en uno de los mejores boxeadores de la escuela”. Cuando las familias le agradecen, Irma destaca al boxeo como una actividad en la que estas transformaciones se dan permanentemente y por sobre todas las cosas, valora el esfuerzo de los y las jóvenes. “Ayudarlos a que salgan de esos estados, me llena el alma”, porque para Irma, enseñar box no es sólo un trabajo, es un compromiso de vida.

¿Un deporte violento?

Las familias, al llevar a sus hijos e hijas a entrenar, temen que la práctica del boxeo les genere más violencia. Irma asegura que, por el contrario, “es como una terapia, les ayuda a descargar su ira en la bolsa” y se produce un gran cambio en sus conductas. El entrenamiento es una oportunidad para jóvenes y adultos, no sólo para descargar malestares, sino también para desarrollar valores. Siempre con frases de estímulo, alienta a sus entrenados en un ámbito donde la autoestima es fundamental, afirma.

Además, obviamente hay códigos que no pueden transgredirse: “tu puño es un arma, una vez aprendida la técnica, uno tiene la responsabilidad de usar esa ventaja en el lugar que corresponde” no se puede ir a boxear a la calle. Irma siente gran satisfacción al ver a sus pupilos y pupilas en el ring y en la vida.

*Nota realizada por estudiante de 3° año de la Tecnicatura Superior en Comunicación Social del CENT 35, en el marco de la materia Prácticas Profesionalizantes II.

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