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29 de marzo de 2024

La presidenta de “Madres del Dolor” presentó en Ushuaia su libro “Huellas”

Silvia Irigaray presentó su libro “Huellas, Después de la Muerte de un Hijo”, en el que le cuenta a Maximiliano Tasca cómo siguieron las cosas después de su muerte y cómo transformó el dolor en algo positivo para poder ayudar a familias que atraviesan situaciones similares.

Irigaray es fundadora y presidenta de Madres del Dolor, una asociación civil que nace de la pérdida sus hijos o hijas para luchar contra la violencia y acompañar a las familias.

En ese marco, escribió un libro de distribución gratuita dirigido a su hijo Maximiliano Tasca, una de las víctimas de la denominada “Masacre de Floresta”.

“Hace 16 años que mataron a mi hijo, y un día empecé a escribir unos borradores en homenaje a él, mirando su foto y no me quedé con ese dolor, no me hundí en la muerte”, contó la autora a Tiempo Fueguino.

Y luego agrego, “escribí este libro para homenajear la vida de Maxi, para recordar sus 25 años de vida que fueron realmente maravillosos”.

“La idea es contar que desde el dolor se pueden hacer cosas que ayudan a los demás,” sostuvo Irigaray sobre su libro y agregó “en medio de ese momento de dolor tuve la posibilidad de razonar y donar los órganos de Maxi, a partir de allí comencé este camino, esta misión de abrazar a todo el que sufre, a darle esperanzas”.

“A todo el que pasa por ese dolor, quiero decirle que uno puede transformarlo, que con ese dolor uno tiene que hacer algo positivo” contó Silvia Irigaray. “Hay que poner mucha voluntad para no morirse, a lo largo de estos años como fundadora de Madres del Dolor conocemos 59, entre papás y mamás, que murieron de tristeza, porque no pueden entender la pérdida”.

Y en ese sentido agregó “si homenajeas a tu hijo o hija o a quien te haya tocado en desgracia, es bueno para ellos y para la familia, por eso yo quiero que se lo recuerde bien y eso está pasando, hace unos días conocí al bebé que tuvo un chico que era compañero de Maxi y le puso su nombre en honor a él como lo había prometido 16 años antes”.

Consultada sobre el proceso por el que pasó para “transformar el dolor”, Irigaray explicó “a mí me gusta decir que el escribir este libro fue ir del dolor al amor, porque en estos escritos yo le hablo a Maxi, pero realidad están pensados para mi nieto que se llama Tomás Maximiliano y que ahora tiene 13 años y quiero que el día de mañana lo pueda leer para conocer a su tío”.

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