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25 de abril de 2024

Habla la hija del general Menéndez: «Seguro que mi padre y mi hermano están felices de que sus cenizas estén en Malvinas»

«No existía un día de su vida en el que no recordase a los 649 muertos en Malvinas», relató desde Corrientes, donde reside, María José Menéndez, la hija menor del que fuera gobernador militar de las islas durante la guerra de en el Atlántico Sur.

Contó que su padre había hecho lo imposible por quedarse acompañando a la tropa, una vez firmada la rendición.  Pero que esa fue una de las pocas condiciones que los británicos rechazaron.

En abril de 1982 María José tenía 22 años, estudiaba Publicidad y trabajaba en un banco. «Durante la guerra, nadie nos informaba nada. Vivimos el conflicto con mucha intensidad ya que, además de mi papá, mi hermano estaba peleando en el Regimiento 5 y mi cuñado era oficial en Aviación de Ejército».

Los sobresaltos se transformaron en angustia cuando su madre recibió un telegrama informando que su hijo Mario Benjamín había muerto en combate.

La mujer llamó a su marido, el propio gobernador de las islas, pidiéndole precisiones. «Es un soldado más, no puedo saber más que eso», le respondió.

Tiempo después supo la verdad: el hijo no había muerto en la guerra. Y su madre, antes de desmayarse al verlo regresar a su casa, atinó a decir: «La noticia era que estabas muerto, Benyi…».

En pijamas

La incertidumbre de desconocer lo que había ocurrido, si seguían prisioneros o serían liberados había sido tal que la familia agotó todos los recursos y llegó hasta la Cruz Roja a solicitar datos del paradero de su padre y hermano.

Cuando fueron liberados por los británicos, se enteraron por la esposa de un oficial. María José dijo que «el día que regresó, recuerdo que fui al cuartel de pijamas y tapada con una frazada; sin prestarle atención a los soldados que cuidaban para que no se produjera ningún desborde, levanté una cinta de seguridad y corrí a abrazar a mi papá».

El general Menéndez falleció el 18 de septiembre de 2015. Tiempo antes, había muerto su esposa, quien había dejado expresas instrucciones de ser cremada. El general, que al principio no quería saber nada con la cremación, cambió de opinión. «Quiero ser cremado como tu mamá», pidió.

La vida quiso que el 7 de noviembre de 2016 falleciera su hijo, Mario Benjamín, que había peleado en Malvinas como subteniente en el Regimiento de Infantería 5, la unidad que más había sufrido el aislamiento. Murió en Corrientes.

Descansar en las islas

La idea surgió casi naturalmente. ¿Por qué no llevar las cenizas de ambos a Malvinas? Lo que en un primer momento pareció una locura, personas del círculo de confianza del fallecido general, que no eran militares, aportaron lo suyo para que los restos mortales pudieran ser ingresados a Malvinas y descansar en las islas.

El 14 de junio pasado, cuando se cumplía un aniversario del final de la guerra, Infobae publicó el dato exclusivo de este trama  que concluyó con las cenizas del militar esparcidas en las islas y que se había mantenido en secreto durante 37 años.

Los nombres de los que las llevaron se mantienen en estricta reserva así como los pormenores de la operación. Aunque se conocieron algunos detalles, según publicó el Daily Mail: las cenizas del general fueron trasladas en un tupperware por una mujer de quien se reserva el nombre para evitar «reepresalias»; las de su hijo por un hombre por expreso pedido de María José. Ellos se habrían encargado de esparcirlas en tres puntos del archipiélago: la Casa de Gobierno de Malvinas, el cementerio de Darwin y el Monte Longdon, donde se libró una de las batallas más cruentas de la guerra, donde murieron 42 soldados argentinos y 23 británicos.

María José también quiso contribuir a mitigar esa pena que su padre sentía por los soldados muertos en combate con un recuerdo especial. Cuando se cumplieron 35 años del conflicto, donó tres placas con los nombres de los 649 caídos y que fueron colocadas en la plaza de San Andrés de Giles, donde cada 1 de abril por la noche se realiza una multitudinaria vigila de veteranos y muchos que no lo son para recibir el 2 cantando el Himno Nacional.

Cuando los isleños supieron de este hecho manifestaron su malestar, según expuso el medio británico. «Si hubieran dicho que querían hacerlo, podrían haber obtenido permiso, pero el hecho de que se hayan colado de esta manera es muy decepcionante», dijo el ex marine y residente en las islas Mike Rendell. Otros habitantes de las islas se manifestaron en forma similar, con enojo e indignación.

Para la hija del general, la decisión siempre estuvo ligada al sentimiento que el militar tuvo desde que finalizó la guerra: «Si los ingleses se enojan por el tema, allá ellos. Seguro que mi padre y mi hermano están felices de que sus cenizas estén en Malvinas».

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