Por E. Machiavello- Se trata de una paciente trans de 28 años, que ya estaba bajo tratamiento hormonal y consultó las posibilidades de hacerse una intervención de readecuación genital.
En el mes de mayo, la paciente se presentó en el hospital para consultar sobre una fimosis, una lesión en la piel del pene, que impide la retracción del prepucio y puede traer molestias. Fue durante esa consulta donde surgió la posibilidad de la intervención.
“La paciente tomaba estrógenos, que tiene un efecto feminizante en el cuerpo, y a su vez tomaba un bloqueador androgénico, que bloquea el efecto de la testosterona en el organismo. A partir de eso se planteó la posibilidad de la intervención explicando cuales son las diferentes técnicas”, dijo Adrian Burioni, especialista en urología, por Fm Del Pueblo.
Se trata de retirar los testículos para erradicar la producción de testosterona, pero con el recaudo máximo, ya que es un procedimiento donde se debe pensar también en las decisiones futuras de la paciente.
En éste caso en particular, se debe producir la menor lesión genital posible ya que la paciente está en todo su derecho de realizar más adelante una reasignación sexual, y los genitales externos masculinos, cumplen su rol en los genitales externos de mujer. Es así que, por ejemplo, la piel del pene se convierte en neovagina y la piel del escroto en labios vaginales.
Si bien existen centros especializados en este tipo de intervenciones, como el hospital María Ludovica de La Plata o el hospital Duran, de la ciudad de Buenos Aires, esta es la primera vez que se realiza en un nosocomio de Tierra del Fuego.
“La ley de identidad de género posibilita estos procedimientos, antes había que recurrir a la autorización de un juez”, afirmó Burioni.
Y destacó el profesionalismo de los médicos involucrados, desde dermatólogos, otorrinos o microcirujanos, ya que son cirugías de altísima complejidad.
“La paciente está muy contenta porque ya no tiene que tomar tanta medicación, no es fácil adquirir medicamentos de este tipo. Por primera vez una paciente trans se internó por voluntad, y el hospital estuvo a la altura de las circunstancias”, señaló el médico.
Burioni también se refirió a la comunidad trans “históricamente relegada”. “Viven hasta aproximadamente los 35 años porque han sido excluidas de los sistemas sanitarios. En este caso la comunidad LGB T sirvió de nexo . Es muy fácil hacer sentir a una persona trans algo que no está bien que sienta, en algunos casos aún son llamadas por el nombre de su DNI y no por el nombre elegido”, aseguró.
Ahora, la paciente quirúrgicamente ya está de alta y sólo toma estrógenos, manteniendo una buena calidad de vida.
