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Río Grande
23 de abril de 2024

El Senado rechazó el aborto legal y no se podrá volver a discutir hasta el año próximo

Por 38 votos contra 31, con 2 abstenciones (Crexell y Perotti) y una ausencia (Catalfamo), la Cámara de Senadores rechazó el proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo que había obtenido media sanción en la Cámara de Diputados.

No hubo sorpresas ni sobresaltos a lo largo del debate. Desde la previa casi todos los senadores habían adelantado su voto y ya era público que, a menos que sucediera algo extraordinario, la norma no prosperaría. El «poroteo» inicial contabilizaba 38 votos en contra y 31 a favor, cerca de lo que marcó el conteo final.

Con este rechazo, la iniciativa no se podrá debatir de nuevo hasta el año que viene, cuando comience el año parlamentario el 1° de marzo. Sin embargo, quienes impulsan la ley reconocen que en 2019 será difícil retomar la discusión debido a que la conformación del Congreso será la misma y, sobre todo, porque es un año electoral.

Si bien los «verdes» mantuvieron la esperanza hasta último momento, el anuncio antes de iniciar la sesión de José Alperovich (Tucumán) de que votaría en contra (estaba indeciso) y la decisión de Silvina García Larraburu de cambiar su postura (iba a ser a favor y finalmente fue en contra, a pesar de que su bloque, el Frente para la Victoria, acompañó), fueron dos golpes que pusieron fin a la discusión. Porque si bien los pro aborto podían apuntar a las ausencias, ya no quedaba margen para sumar adeptos. Y no contar con el desempate de Gabriela Michetti -ferviente militante anti aborto- los obligaba a juntar 36 votos.

La otra apuesta de quienes impulsan la ley era la calle. Bajo la consigna «Fuimos un millón, seamos dos millones», en referencia a la movilización el día del debate en Diputados, las mujeres llegaron a la puerta del Congreso con la intención de lograr un golpe de efecto en el recinto. Pero ni la emocionante vigilia, de la cual participaron actrices y diputadas, logró sacar adelante la norma.

Los «celestes» también dejaron su huella en las inmediaciones del Senado. Desde el martes a la noche se congregaron y durante todo el miércoles hubo shows, cánticos y una marea de gente que llegó a vivir el momento de la votación. La euforia era notablemente más grande que el día de Diputados, cuando sufrieron con la media sanción. La sensación fue en todo momento de que se llevarían una victoria.

Dentro del recinto, los legisladores fueron fieles a los discursos que venían dando durante los días anteriores. En contra de la ley, Mario Fiad (UCR-Jujuy), presidente de la comisión de Salud (cabecera), Esteban Bullrich (Cambiemos-Buenos Aires), Rodolfo Urtubey (PJ-Salta) y Julio Cobos (Cambiemos-Mendoza) fueron de los más duros.

Esteban Bullrich, uno de los más militantes del rechazo, hizo hincapié en las convicciones de cada legislador: «No las podemos dejar de lado. Empobrece al Senado que nos hayan pedido eso. La discusión es si en el vientre hay un argentino que hay que amar y defender».

También les respondió a quienes lo acusan de negar que el aborto existe y seguirá existiendo: «No desconocemos la realidad. Las mujeres creen que es algo que no pueden superar. Eso no es un fracaso de la mujer, es un fracaso de la sociedad. La maternidad no debería ser un problema. El aborto es un fracaso social. El proyecto legaliza el fracaso».

Probablemente el más controvertido fue el de Rodolfo Urtubey, quien relativizó la violencia intrafamiliar en casos de violación: «Hay algunos casos donde la violación no tiene esa configuración clásica de la violencia sobre la mujer, a veces la violación es un acto no voluntario con una persona que tiene inferioridad absoluta de poder frente al abusador, por ejemplo en el abuso intrafamiliar, donde no se puede hablar de violación pero tampoco se puede hablar de consentimiento, sino de una subordinación, de una sujeción». Fue muy criticado en las redes sociales.

Por la madrugada llegaron los discursos de cierre. A su turno, la ex presidente Cristina Kirchner anunció que votaría a favor de la ley y dejó en claro que no fue su hija Florencia quién la hizo cambiar de opinión, ya que durante su mandato nunca habilitó el debate: «Mi hija me abrió la cabeza en cuanto a abordar la cuestión feminista desde un lugar diferente al que uno lo había visto, tal vez porque tuve la suerte desde muy joven de formar parte de una generación que educada o formada aquellos años de los 60 y 70, donde surgía la pastilla anticonceptiva, la minifalda, la revolución cubana, no teníamos esta cuestión de género. Fue una ráfaga de repente esto en el mundo».

Y mandó un fuerte mensaje a las militantes de la causa: «No se enojen con las religiones, la iglesia o los sacerdotes. Sigan construyendo esa fuerza que yo pude percibir el último 8 de marzo. La ley no va a salir pero quiere decirles que no será este año, será el que viene o el otro».

«Siempre se vota con convicciones. El problema es cuando las convicciones que queremos nosotros se ejercen sobre otras personas que no tienen esas convicciones. Ahí estalla el conflicto. Con todas las convicciones de cada uno pongámonos a pensar si realmente es justo que una sociedad que ha adquirido este nivel de movilización y de comprensión sigámosle imponiéndoles unos la conducta a los otros. Está claro que esta no era una ley que obligaba abortar a alguien. Es una pena que no hayamos podido abordar un consenso», completó.

Negociaciones

Trascendió que el gobierno nacional intentó en la noche del martes y en la mañana del miércoles presionar para que, una vez caída la ley, el rechazo no fuera total. Gestionado por Marcos Peña, el objetivo era quitar la penalización a la mujer que aborta.

La maniobra fue llevada por Humberto Schiavoni a Silvia Elías de Pérez, una de las senadoras de Cambiemos que más defiende «las dos vidas». Sin embargo, esto no prosperó. La tucumana cortó en seco a su colega y hasta amenazó con romper el interbloque.

Así las cosas, ahora solo resta esperar cuándo la interrupción voluntaria del embarazo tendrá revancha en el Congreso. Una posibilidad podría ser cuando se debata la reforma del Código Penal, que será enviado por Macri en dos semanas. Allí, mantiene al aborto como delito pero establece que el juez puede eximir de pena a la mujer. Además, insiste en que no es punible en caso de violación o cuando haya riesgo para la persona gestante.

En cualquier caso, en la cabeza de muchos diputados y senadores y, sobre todo, del colectivo de mujeres que se expresó en las calles, la idea es inamovible: el pañuelo verde no se va. Todos coinciden en que, si no es hoy, será mañana. Pero, tarde o temprano, el aborto legal será ley en la Argentina.

 

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